• Bienvenida
  • Las palabras de nuestros paseos
  • Los retos
  • Para pasear más y mejor

depaseoporeldiccionario

~ Disfrutando con las palabras

depaseoporeldiccionario

Publicaciones de la categoría: LIBROS

De paseo descubriendo “Qué bonito es verte llover”

24 Martes Jul 2018

Posted by Sollastre in LIBROS

≈ 5 comentarios

Etiquetas

a bayoneta, bayoneta, bigudí, carillón, carrillón, cicatricera, cicatriz, de bayoneta, geroglífico, jeroglífica, jeroglífico

Convalece el paseante de su enésima -así se le antoja- intervención quirúrgica, una de esas que dejan cicatrices en la piel que te marcan casi tanto como las que no se ven, y ha querido el azar, mujer encantadora como mensajera por medio, que cayera en sus manos un hermoso libro con el que disfrutar paseando por la anarquía de sus renglones. Un libro lleno de vida, en las antípodas de esa dictadura de la felicidad que, omnipresente Gran Hermano, nos bombardea continuamente desde tazas y agendas con frases inspiracionales tan cursis como ramplonas.

Y es que desde la trinchera de sus páginas la autora -que un día ya lejano, o quizá no tanto, se encarnara por un momento en entusiasta ayudante de Santa Claus- grita a los cuatro versos que sabe sobradamente que las cicatrices, unas y otras, indelebles ambas, constituyen una gabela ineludible por tener la osadía de querer (ser) de verdad. Y que solo depende de cada uno concedernos el nihil obstat para que cierren y no en falso. Letraherida meritoria aún en esto de la adultez, ya ha apre(he)ndido, sin embargo, que los añicos de un espejo son en realidad piezas de un puzle; que cada jaque mate lleva ínsito un punto y seguido; que kamikaze es en esencia un viento divino…

Pasearemos hoy guiados por Laura por cinco términos más un reto espigados en Qué bonito es verte llover, mientras apuramos el conticinio -¡qué mejor momento para leerlo!- al compás de la montaña rusa de sus estrofas, mientras acariciamos nuestros costurones, los del alma y los que se ven, y nos vamos convirtiendo, casi sin darnos cuenta, en artesanos de nuestro propio kintsugi.

bigudí.- Cuando el DLE incorporó en fecha tan tardía como 1970 esta voz, definió este utensilio de peluquería como una laminita de plomo, larga y estrecha, forrada de piel o de tela, que usan las mujeres para ensortijar el cabello. La evolución de la industria y de los usos sociales ha hecho que en la última edición hayan desaparecido las referencias tanto al material del que está hecho como al sexo que lo usa. Su origen se encuentra en el francés bigoudi, siendo incierto su origen en esta lengua y bien podría ser una de esos vocablos que por aquí llamamos «de ida y vuelta», pues una de las hipótesis lo hace derivar del desusado bigotère o bigotelle, procedente a su vez del español «bigotera». En ese mismo idioma encontramos la expresión jergal travailler de bigoudi, con un sentido análogo al castellano «rizar el rizo», complicar algo en exceso hasta extremos rayanos en la locura.

carillón.- Sistema de campanas de diferentes tamaños, acordadas para producir un sonido armónico, colocadas con simetría y dispuestas convenientemente para la ejecución de una melodía. Puede funcionar mecánicamente o manejado por un músico, ya de manera manual o bien mediante un juego de palancas semejante a un teclado. Generalmente combinado con un reloj, tradicionalmente estaban colocados en torres de iglesias o en edificios públicos, como ayuntamientos. También se denomina así a un instrumento compuesto por un juego de planchas o tubos de acero que producen un sonido musical. Del francés carillon, antiguamente quaregnon ‘pergamino plegado en cuatro’, en última instancia del latín tardío quaternio ‘grupo de cuatro objetos’ -según Corominas, por las cuatro campanas que constituían un carillón-. El Diccionario académico recoge también desde la edición de 1992 la forma carrillón.

cicatriz.- Del latín cicātrix, con el mismo significado, es la señal que queda en los tejidos orgánicos una vez curada una llaga o herida. Se llama también así a la impresión que queda en el ánimo por algún sentimiento pasado, acepción que recoge la RAE desde 1780, si bien en un principio el Diccionario de autoridades (1729) aseguraba que se solía llamar así metafóricamente al remordimiento, conservado en el ánimo, de alguna cosa mal ejecutada. El DLE, que muestra derivados como cicatricial y cicatrizal -perteneciente o relativo a la misma-; cicatrizar -completar la curación de llagas o heridas hasta que quedan bien cerradas-; cicatrización -acción de cicatrizar-; cicatrizante -que cicatriza- o cicatrizativo -con la virtud de cicatrizar-, no contempla ya, como sí hizo antaño otros como cicatricilla, cicatrizamiento o cicatricera, la mujer que en los antiguos ejércitos españoles curaba a los heridos.

jeroglífico.- Sistema de escritura que no representa las palabras mediante signos alfabéticos o fonéticos, sino su significado con símbolos o figuras -como las de los antiguos egipcios, los mayas o los hititas-, o cada uno de esos caracteres empleados. También se denomina así a un juego de ingenio que consiste en descifrar un mensaje expresado por signos y figuras, así como a una imagen visual o escritura difíciles de entender o interpretar. Desde la edición de 1870 hasta la de 1832 el Diccionario académico lo escribía geroglífico. Deriva del desusado hieroglífico -forma que el DLE recogió entre 1780 y 2001-, y este del latín tardío hyeroglyphĭcus, que lo hace del griego hieroglyphikós, compuesto de hierós ‘sagrado’ y glýphein ‘grabar, cincelar’. En femenino, una jeroglífica -que tuvo entrada propia como voz en el DLE de 1925 a 1992- es una sentencia breve que incluye un misterio que necesita explicación -también llamada mote-.

bayoneta.- Arma blanca o cuchillo utilizada por los soldados de infantería, que se acopla a la boca del fusil. En la actualidad se emplea fundamentalmente para uso ceremonial y de desfile. Su nombre procede del francés baïonette -documentado ya en 1572-, y este derivado de Bayonne ‘Bayona’, donde empezó fabricarse, localidad del departamento de los Pirineos Atlánticos que en los siglos XVII y XVIII albergaba factorías de armas y de cuchillería. Por extensión, las locuciones a bayoneta o de bayoneta aluden a ciertos tipos de uniones mecánicas y de los objetos que las llevan, que se montan introduciendo una pieza en otra a través de una muesca. En la otra orilla de nuestra lengua, se llama así en Honduras a la varilla metálica que sirve para comprobar el nivel del aceite de un motor y en Puerto Rico a un arbusto que debe su nombre a que sus hojas puntiagudas pueden pinchar.

La cita de hoy

“Hace tiempo que me dieron un consejo:
«No te quedes donde no puedas amar»
”.

Laura Mora

El reto de la semana

¿Qué flores, empleadas, como ya vimos en otro de los paseos, por los masones como símbolo para intentar eludir la persecución nazi, podíamos haber recogido hoy para rememorar este paseo?

(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

Un paseo con La Horda

01 Viernes Jun 2018

Posted by Sollastre in LIBROS

≈ 3 comentarios

Etiquetas

alcagüeta, alcahueta, alcayueta, apocalipsis, celestina, galimatías, hermético, horda, sello hermético

Lleva el paseante unas cuantas semanas eternas manteniendo desigual combate con el dolor en tal grado de intensidad como no alcanza a recordar. Sí, EL dolor, pues aunque al principio pensara que eran varios de ellos los que se habían juramentado para atacarle de consuno, ora físicos, ora anímicos, se dio cuenta al fin de que en realidad existe para cada uno de nosotros un único dolor, que se manifiesta de tantas y diversas formas como posibilidades encuentre de clavar sus aguijones dumdum de daño y tristeza. Y esa lid le mantenía paralizado, concentrando en ella todas sus energías sin percatarse de que así en realidad retroalimentaba a su enemigo.

Así que cuando comprobó que ni siquiera los encuentros regulares que le concertaban con la hija de Morfeo -el dios de los sueños, el que reproduce las formas- servían para mitigar esa insoportable realidad, cayó en la cuenta de que solo podría encontrar alivio donde siempre lo había hallado; fue plenamente consciente de que a pesar de no poder soportar más de cinco minutos en la misma postura necesitaba volver a leer. Para poder volver a su vez a escribir. Para poder volver, en definitiva, a respirar a su propio ritmo y no al que le marcará aquella sucesión de fármacos que ni siquiera estaban resultando paliativos.

Se levantó entonces, en todos los sentidos, y se sumergió en las profundidades de La Horda. Una revolución mágica, un libro que habla de la guerra entre el bien y el mal, entre la oscuridad y la luz, dejando al lector que decida qué significan para él esos conceptos y en qué coordenadas personales situarlos; una guerra que, al igual que la que se libra entre el dolor y el bienestar en el interior de todos nosotros, nunca tendrá fin, en la que no hay ni vencedores ni vencidos. Y mientras se iba adentrando en los recovecos, en la superficie y en el subsuelo de cada página, al sentir un nuevo latigazo en las vértebras, en el alma, sonrió de manera triste y dulce al tiempo, sintiendo que ya era hora de volver a dar un paseo por el diccionario.

horda.- Comunidad de salvajes nómadas, según la severa acepción que ofrece el DLE, pero también grupo de gente que obra sin disciplina y con violencia. A España llegó en el siglo XIX desde el francés horde, que lo tomó prestado del tártaro orda ‘campamento militar’, que según Corominas deriva del verbo urmak ‘hincar, clavar’. Palabra conocida en Europa desde el siglo XIII, se desconoce el origen de esa h– inicial -en turco existe ordu y el latín medieval utilizaba ya orda– que aparece documentada por vez primera en alemán en 1429. Como Horda de Oro u Horda Dorada se conoció un estado mongol surgido tras la desaparición del imperio a la muerte de Gengis Kan. Por su parte, Sigmund Freud empleó el sentido de horda como población nómada o tribu viviendo en sociedad para acuñar su concepto de “horda primitiva” como representación de la forma primitiva de la sociedad humana, sumisamente sometida a un macho dominante.

hermético.- Del latín medieval hermeticus y este derivado del latín tardío Hermes [Trismegistus] ‘Hermes [Trimegisto]’ -Hermes el tres veces grande, propiamente-, por el nombre que aplicaron los griegos en el Egipto helenístico al dios Thot, señor de las ciencias y de la magia, a quien le atribuyeron conocimientos esotéricos. Su doctrina -denominada hermetismo- estaba contenida en los conocidos como libros herméticos, que inspirarían a los alquimistas. Además de hacer referencia a los seguidores filosóficos-religiosos de los escritos atribuidos a él, hermético se emplea en sentido más general con el sentido de algo que se cierra de tal modo que no deja pasar el aire ni otros fluidos -y de ahí el sello hermético, cerramiento de una vasija, impenetrable al aire, obtenido de la fusión de la materia con la que está formada, efectuado por un procedimiento químico- y en el de lo que resulta errado, impenetrable, aún tratándose de algo inmaterial.

apocalipsis.- Procedente del latín tardío apocalypsis, y este a su vez del griego apokálypsis ‘revelación’. Palabra que designa tanto el fin del mundo como una situación de catástrofe ocasionada por causas naturales o por agentes humanos, evocadora de una imagen de destrucción total. Es en nuestro idioma palabra de clara inspiración cristiana, como muestra el hecho de que hasta su penúltima edición, la de 2001, la definición que el propio DLE ofrecía de Apocalipsis -con mayúscula inicial- era la de «último libro canónico del Nuevo Testamento. Contiene las referencias escritas por el apóstol San Juan, referentes en su mayor parte al fin del mundo». A pesar de haber desaparecido esta acepción en la llamada Edición del Tricentenario, el nombre del libro sigue presente en nuestro lexicón, pues una de las acepciones de «beato» continúa rezando así: «Códice minado, de los siglos VIII al XIII, que recoge los comentarios que el Beato de Liébana escribió sobre el Apocalipsis».

alcahueta.- Al igual que su masculino, alcahuete, se predica de quien concierta, encubre o facilita una relación amorosa, generalmente ilícita y, por extensión, de la persona o cosa que oculta o encubre algo. Deriva del árabe andalusí alqawwád, con el mismo significado, y este del árabe clásico qawwād. Voz documentada en nuestro idioma ya en 1251, el también académico Diccionario histórico (1933-36) muestra que también se emplearon las formas alcagüeta/e y alcayueta/e. De manera coloquial se emplea también para hacer referencia a un correveidile, una persona que trae y lleva chismes, mientras que en teatro se emplea para designar un telón corto y a un bastidor que oculta ambos laterales en primer término del escenario. Sin duda la alcahueta más famosa de la historia de la literatura en castellano es Celestina, personaje de la obra atribuida a Fernando de Rojas Tragicomedia de Calisto y Melibea (finales del siglo XV), cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de esta palabra.

galimatías.- Coloquialmente, se llama así a un lenguaje oscuro por la impropiedad de su enunciado o por la confusión de las ideas y también a una confusión, un desorden, un lío. Su origen es incierto, aunque el DLE lo sitúa en el francés galimatias ‘discurso o escrito embrollado’, asegurando que este procede del griego katà Matthaîon ‘según Mateo’, por la manera en que este describe la genealogía de Cristo que figura al inicio de su evangelio, aunque al parecer se debería más bien al tono de salmodia con el que esta se recitaba ya desde las iglesias bizantinas. Entre otras varias hipótesis, la hay que apunta a que podría derivar de Barimatia, nombre de un exótico país de donde procedería el personaje bíblico José de Arimatea, y luego aplicado a lenguajes incomprensibles hablados en países extraños. Y una tercera teoría, de entre las más plausibles, sostiene que en el siglo XVI en Francia se llamaba en latín gallus ‘gallo’ en la jerga estudiantil al estudiante que participaba en los debates reglamentarios, a lo que se habría unido la terminación griega -mathia ‘ciencia’.

La cita de hoy

“El daño, como suele decirse, ya está hecho, aunque este sea un telón que siempre cierra en falso y se precipita hacia un final que jamás llega”.

Servando Rocha

El reto de la semana

Ya que en este paseo hemos hablado de dolor y de alquimia, ¿qué metal, que debe su nombre a una deidad romana, habría sido lógico encontrarnos hoy?

(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

De paseo con ‘La lámpara maravillosa’

13 Miércoles Dic 2017

Posted by Sollastre in LIBROS

≈ Deja un comentario

Etiquetas

bernardo, caramañola, caramayola, carimañola, carmañola, cilicio, cistel, cister, cisterciense, gnosis, gnosticismo, La lámpara maravillosa, lambrequín, nosticismo, trapense

Si en nuestro último paseo nos sumergíamos en un festival para los sentidos, lo hacemos hoy, retomando la conexión valleinclanesca del anterior, en unos auténticos ejercicios espirituales, que así es como subtitula el autor gallego su libro La lámpara maravillosa (1922), un verdadero mapa en el que el tesoro escondido es el más refulgente de todos: la belleza.

Abrir sus páginas supone pasar a través del espejo, sentir el soplo de una revelación que con su aliento va desplegando las velas de nuestra intuición guiándonos fuera del tiempo, de nosotros mismos, en un viaje de aniquilación interna, de superación de lo que hasta ahora habíamos percibido, mientras va enlazando alusiones e ilusiones que nos conducen -Ouroboros de palabras- a nuestro propio interior para llegar a la contemplación, a poder “mirar con todos los ojos, amar con todos los corazones” y ser así capaces de percibir que “el instante más pequeño de amor es eternidad”. Amén

Si, como aseveran los editores en la nota introductoria, “el libro está dirigido a un peregrino de la vida, a un paseante curioso”, comencemos a hacernos acreedores del mismo paseando por cinco -el número del pentáculo, tan grato a don Ramón del Valle-Inclán- de sus palabras en esta nueva etapa de nuestro propio camino iniciático por el diccionario.

cilicio.- Su primera acepción en el DLE, la de un instrumento con cerdas o pinchos que se ciñe sobre la carne para mortificarse, habitualmente por motivos religiosos, proviene   de la segunda, una vestidura así llamada y hecha de un tejido áspero que se empleaba antiguamente para la penitencia o para mostrar gran duelo y pesar personal, tal y como aparece reflejado en diversos pasajes de la Biblia. Por extensión, se emplea con el sentido de sufrimiento en general, y como botón de muestra tenemos la letra del tango titulado así. Procede del latín cilicium ‘tejido de cerdas de cabra de Cilicia’ -provincia del Imperio romano en Asia Menor, en la actual península de Anatolia, donde que se elaboraba este paño, si bien el uso de esta vestimenta fuera probablemente anterior a que recibiera este nombre-. En lenguaje militar también se denominaba así en otros tiempos a una manta de cerdas con la que se revestía aquella parte de la muralla que se quería proteger o con la que se cubrían las máquinas de guerra.

carmañola.- Además de una canción revolucionaria francesa creada en 1792 y popularizada en el periodo conocido como el Terror, era un tipo de chaqueta estrecha con numerosos botones que fue adoptada por los revolucionarios. Tomada del francés carmagnole, que hace referencia a la ciudad piamontesa de Carmagnola, de donde verosímilmente provendrían los trabajadores que ya en el siglo XVII la vestían en el Delfinado y que según otra versión sería la chaqueta de ceremonia de los campesinos de esa región. Por metonimia, durante la Revolución también se llamaba carmagnols a los soldados republicanos, acepción desde la que llega a nuestro idioma caramañola -y la hoy obsoleta caramayola– que en algunos países americanos se empleaba inicialmente para referirse a una especie de cantimplora de aluminio utilizada por la milicia y ahora asimismo al recipiente en el que los ciclistas llevan líquidos en sus bicicletas. Con este último significado encontramos en Colombia también la forma carimañola.

lambrequín.- Otra palabra de ascendencia francesa: lambrequin, formada a partir de lambeau ‘jirón, cinta’ y el sufijo –quin, de origen neerlandés. En heráldica recibe este nombre un tipo de adorno, normalmente formado por hojas de acanto aunque también puede estar compuesto por plumas, que partiendo de lo alto del yelmo rodea el escudo. Debe tener los mismos colores con los que este esté compuesto. Hace alusión a la tela -bien fija en él, bien en forma de tiras o bandas colgantes, como alusión a los cortes y acometidas recibidos en combate- con la que se cubría el casco para proteger la cabeza del sol y posiblemente también de la oxidación producida por la humedad. Habiendo tenido su origen en la época de las cruzadas, factores como el hecho de que una tela amortigua el golpe de una espada y la facilidad con que esta puede quedar envuelta entre sus pliegues constituyeron una ventaja añadida para su posterior pervivencia en los más templados países europeos.

gnosticismo o nosticismo.-  Esta voz encuentra su origen en gnóstico -o nóstico– y este en el latín tardío gnostĭcus ‘seguidor del gnosticismo’, del griego gnōstikós ‘relativo al conocimiento’, y el sufijo –ismo. Se trata de un conjunto de escuelas y grupos religiosos y filosóficos que se desarrollaron en el mundo helenístico en los primeros siglos de la era cristiana que presentan, a pesar de su aparente diversidad en un sincretismo cristiano, judío y orientalizante, caracteres comunes en aspectos fundamentales. Se caracterizaba por cuestiones como una concepción dual del hombre y del mundo; la explicación de este mediante un demiurgo inferior a Dios; la comprensión del cosmos como una emanación del Creador y por la salvación del ser humano mediante la gnosis, el conocimiento superior, intuitivo y absoluto que le permite retornar a la comunión con Dios. Tras haber gozado de cierto prestigio, fue finalmente declarado herético. En el siglo XIX experimentó una reactivación.

cisterciense.- Se dice de quien es miembro de la orden benedictina del Císter. Fundada por san Roberto de Molesmes en 1098, en una época marcada por la búsqueda de nuevas vías de perfeccionamiento espiritual, y reformada por san Bernardo de Claraval en el siglo XII, su denominación proviene del latín medieval Cistersiensis, tomado de Cistercium, nombre latino de Cîteaux, población del departamento de Côte-d’Or, en la región de Borgoña, lugar en el que se erigió la abadía en la que fue instituida. El DLE, que mantuvo hasta 1992 cistel y cister -con entonación aguda- como entradas  propias para definir la orden, siendo cisterciense únicamente ‘lo perteneciente’ a esta, recoge dos vocablos más relacionados con ella: bernardo, como se conoce también a los miembros posteriores a la antedicha reforma, y trapense, integrante de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, ramificación surgida también en Francia en el siglo XVII.

La cita de hoy

“Son las palabras espejos mágicos donde se evocan todas las imágenes del mundo”.

Ramón del Valle-Inclán

 

El reto de la semana

¿Con qué animal, símbolo de la sabiduría y que nos observa desde uno de los primeros grabados del libro, podíamos habernos encontrado en nuestro paseo de hoy?

(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

Paseando por los bajos fondos

24 Martes Oct 2017

Posted by Sollastre in HISTORIA, LIBROS

≈ 1 comentario

Etiquetas

charlestón, charranada, charrán, concurdáneo, curda, petimetre, vespasiana

LEANDRO.- Gran ciudad ha de ser esta, Crispín; en todo se advierte su señorío y riqueza.

CRISPÍN.- Dos ciudades hay. ¡Quisiera el Cielo que en la mejor hayamos dado!

LEANDRO.- ¿Dos ciudades dices, Crispín? Ya entiendo, antigua y nueva, una de cada parte del río.

CRISPÍN.- ¿Qué importa el río ni la vejez ni la novedad? Digo dos ciudades como en toda ciudad del mundo: una para el que llega con dinero, y otra para el que llega como nosotros.

Los intereses creados

Jacinto Benavente

Recordaba el paseante esta primera escena de la obra cuando se iniciaba hace algunos días, apenas a quinientos metros de la plaza que lleva el nombre de su autor, el paseo nocturno por los antiguos bajos fondos de Madrid organizado por los responsables de La Felguera Editores con motivo de la publicación del segundo volumen de Fuera de la ley, en el que se hace un recorrido por ese submundo del hampa y la golfería entre 1924 y 1936. Y mientras callejeaba por la zona de Lavapiés y sus alrededores, fueron apareciéndose, como una fantasmagoría, mecheras y manolos; flamenco y cuplés; chicas-taxi y ‘automóviles fantasmas’; gomosos y randas; la bofia y los dinamiteros… Hasta Pío Baroja o Arturo Barea se dejaron caer por allí. Todo un desfile de viejas historias y personajes de otras épocas que lograron que quienes allí se habían concentrado pudieran asomarse, siquiera por unos instantes, al balcón de un abismo que no deja de ser también parte misma de nuestra Historia con mayúscula.

Encaminemos nuestros pasos hoy no hacia el Distrito quinto barcelonés, el madrileño barrio de las Injurias  o la calle de Gracia valenciana de principios del siglo XX, sino a las páginas de este libro singular con el fin de encontrar cinco palabras para nuestro paseo que se unirán a otras que aparecen también en sus páginas y que ya visitamos aquí en su momento, como suripanta, apache o sicalipsis.

vespasiana.- Comenzamos con una palabra que no está recogida en el DLE, aunque sí en el Diccionario de americanismos, que la considera un chilenismo en desuso. Se denominaba así a una pequeña construcción que albergaba un urinario público para hombres. Recibió este nombre por el emperador romano Vespasiano, quien creó un impuesto sobre la orina que recogían los artesanos para curtir pieles y blanquear telas. Se dice que cuando su hijo Tito le recriminó la idea el emperador le puso delante una de las monedas recaudadas por ese concepto y le preguntó si le olía mal. Al responder aquel que no, Vespasiano habría acuñado la frase pecunia non olet ‘el dinero no huele’ que se emplea aun en nuestros días. Cuando el conde de Rambuteau, prefecto del Departamento del Sena (1833-1848) comenzó a instalar este tipo de urinarios en París lanzó el nombre de ‘columnas vespasianas’ para evitar que se propagara el de ‘columnas Rambuteau’ con el que ya empezaban a ser conocidas.

petimetre.- Persona, generalmente joven, elegante en su apariencia y de maneras afectadas y pretenciosas. Se preocupa mucho de su adorno y de seguir las modas. Se utilizaba mayormente en masculino, aunque también existe la petimetra. Procede del francés petit-maître ‘señorito, pequeño señor’. El origen de esta palabra en el idioma del país vecino tal vez pueda encontrarse en la expresión apelativa mon petit maître, variante irónica, afectuosa o festiva de mon maître. El Diccionario de autoridades (1737) consideraba que era un vocablo introducido en nuestra lengua sin necesidad, mientras que Julián Marías, en su discurso de recepción en la RAE (1965) -al que ya hicimos mención al hablar del estraperlo, otro término también vinculado a los bajos fondos- consideraba ya en ese momento que esta era una de esas palabras que forman parte del idioma porque “están ahí”, porque han sido escritas por autores diversos, pero que “no se dicen, y por tanto no son uso”.

charlestón.- De Charleston, en Carolina del Sur, que recibió al ser fundada en 1670 el nombre de Charles Town, en honor del rey Carlos II de Inglaterra. En español ha prevalecido la acentuación aguda francesa. Considerado en ocasiones el más impetuoso de los bailes de inspiración jazzística -el periodista y letrista de cuplés, entre otros oficios, Álvaro Retana escribió que “rebasa todo límite de la prudencia coreográfica”-, se trata de una variante del foxtrot, más rápido y muy sincopado, que llegó a convertirse en símbolo de los llamados ‘felices años 20’ del siglo pasado, periodo en que alcanzó sus mayores cotas de popularidad. Con un compás de cuatro tiempos, alterna los movimientos enérgicos de brazos y piernas. Podía bailarse solo, en pareja o en grupo y permitía a quienes lo practicaban altas dosis de improvisación. Tiene su origen en la comunidad de origen africano de esa ciudad estadounidense y derivaría de otra danza, llamada juba, originaria de África y llevada allí por esclavos procedentes del Congo.

charranada.- Mala jugada, acción con la que una persona, en ocasiones faltando al compromiso adquirido, causa un perjuicio a otra por lo común para beneficiarse a sí misma o a un tercero. Tiene la misma significación que las más coloquiales guarrada o marranada. El DLE se limita a describirla como ‘acción típica de un charrán’ -un pícaro, un tunante, alguien que actúa sin honradez-, apuntando que el origen de este vocablo quizá se encuentre en el árabe andalusí *šarrál ‘vendedor de jureles’. En un principio se aplicó este apelativo inicialmente a los esportilleros que vendían pescado en Málaga. Sin embargo, en un artículo titulado precisamente El charrán y publicado en Los españoles pintados por sí mismos (1851), Ramón de Castañeyra asegura que su función consistía únicamente en labores de acarreo desde la zona del puerto y que “si es que llega a vender pescado, pierde su nombre y se confunde con las clases vulgares, sin que ningún signo característico le distinga de sus compañeros”.

concurdáneo.- Cerramos este paseo por los bajos fondos con otro término que no aparece en el Diccionario académico, aunque sí existen numerosas muestras de su empleo escrito, además de ser voz que encontramos en el lunfardo, la jerga originaria de la ciudad de Buenos Aires. Neologismo compuesto por el prefijo -con, que expresa ‘reunión’; el sustantivo curda ‘borrachera’ y el sufijo -áneo con el sentido de ‘relación’. Puede definirse entonces como aquella persona que bebe o se emborracha con otra u otras. Derivado, como vemos, de curda, que hace referencia coloquialmente tanto a la embriaguez -según acabamos de ver- como a la persona que se encuentra ebria. El DLE, que la incorporó en 1914, asegura que tiene su origen en el francés dialectal curda ‘calabaza’. Moliner, por su parte, la considera una alteración jocosa de turca, otra forma familiar de denominar a la ‘borrachera’. Otros derivados bendecidos por la Academia son curdela -con los dos mismos significados-, encurdarse y encurdelarse.

 

La cita de hoy

“El recuerdo poetiza personas y cosas, aun las de por sí nada poéticas”.

Roberto Castrovido

 

El reto de la semana

¿Con qué tipo de delincuente, cuyo nombre parece remitirnos a modernos ingenios voladores, podríamos habernos topado si hubiéramos prolongado nuestro paseo más allá de los límites de la ciudad?

 

(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

Paseando en busca de superpoderes

28 Jueves Sep 2017

Posted by Sollastre in LIBROS

≈ Deja un comentario

Etiquetas

ámago, esmorecer, hámago, magosto, marimorena, salmorejo

Recordaba estos días el paseante que un antiguo amigo suyo gustaba de decir que en realidad todos los libros son de autoayuda, pues todos aportan o hacen sentir algo a quien los lee. El motivo de esta remembranza no era otro que el de estar leyendo uno que se proclama abiertamente como tal: Superpoderes del éxito para gente normal, escrito por Mago More.

No fue, sin embargo, el título lo que le llevó a interesarse por él. Lo que realmente llamó poderosamente su atención fue lo que aparecía escrito inmediatamente debajo: Consigue todo lo que quieras… trabajando como un cabrón. Así de contundente. Y una vez en sus páginas pudo comprobar que, efectivamente, lejos de intentar vender motos o de incurrir en la trampa del pensamiento mágico del buenrollismo como única fórmula para mejorar la vida, el autor hace hincapié en dos ideas: que el libro funciona SOLO si se pone en práctica y que lo que recomienda es lo que le ha funcionado a él, pero que somos cada uno los que debemos probar y encontrar nuestro propio camino.

Un libro, pues, honesto y útil, que nos da pie para pasearnos hoy por cinco palabras que incluyen en su interior bien mago, bien more, como pequeño homenaje a quien compartiendo su experiencia nos da pistas para intentar alcanzar nuestras metas.

salmorejo.- Derivado de salmuera, ‘líquido que se prepara con sal y otros ingredientes’, que a su vez procede del latín sal mŭria. Su acepción más conocida actualmente es la de una crema o puré a base de tomate, pan, aceite, ajo y sal majados o batidos. Se consume frío. Si bien el DLE asegura que es propio de algunas zonas de Andalucía -es plato emblemático de Córdoba-, un congreso celebrado en junio de 2017 en esa ciudad reunió platos diferentes con el mismo nombre, así como otros de similares características con distinta denominación repartidos por toda España. Su otro significado, anterior en el tiempo, es el de una salsa compuesta de aceite, vinagre, agua, sal y pimienta, de donde deriva el sentido de salmorejo también como reprimenda o escarmiento, en alusión al escozor que causa si entra en contacto con alguna parte del cuerpo escoriada o herida.

magosto.- Comida campestre, típica de provincias del noroeste español, a base de castañas. También reciben este nombre la hoguera en que se preparan y el propio conjunto de las castañas asadas. Se celebra en otoño y antiguamente había quienes consideraban que la fecha más señalada para hacerlo era el Día de Todos los Santos (1 de noviembre). Es un vocablo de origen incierto y de él derivan magosta, que es como se denomina en Cantabria y el verbo magostar, que hace referencia tanto a asar las castañas en la hoguera como reunirse para hacerlo. Fiesta de raíces célticas y relacionada con el culto a los muertos, el origen del nombre es incierto, si bien Corominas encuentra una notable similitud con agostar -que en germanía tenía el sentido de consumir, gastar– que podría haberse cruzado con algún verbo comenzado por m- de sentido análogo, como macerāre ‘consumir’.

esmorecer.- Procedente del latín *emorescěre ‘morir, desfallecer’. Aunque el DLE circunscribe su uso a Andalucía, Canarias y Venezuela, es voz también empleada en Asturias y en zonas de León. En una carta de Cristóbal Colón a los Reyes Católicos, fechada el 7 de julio de 1503, encontramos: “Otras tormentas se han visto mas no duran tanto ni con tanto espanto… Muchos esmorecieron, harto y hartas veces que teníamos por esforzados”. Por otra parte, en Costa Rica y en la misma Venezuela se emplea popularmente con el sentido de quedarse momentáneamente sin aliento o sin respiración, generalmente a causa de la risa o el llanto, significado este que el Diccionario académico atribuye también, sin marca geográfica alguna, al verbo desmorecerse. A su vez, esmorecido, del participio de esmorecer, tiene en Extremadura el significado de ‘aterido de frío’.

ámago o hámago.- Sustancia correosa y amarilla, de sabor amargo, que labran las abejas y se encuentra en algunas celdillas de los panales. Debido a su gusto, se emplea también con el significado de fastidio o náusea, como podemos encontrar en la dedicatoria al conde de Lemos escrita por Cervantes en la segunda parte del Quijote, haciendo referencia a la sensación causada por la aparición del conocido como Quijote de Avellaneda. Otra palabra de origen incierto en nuestro paseo de hoy, Corominas aventura en esta ocasión que probablemente derive del latín vulgar *amĭdum, del latín amȳlum ‘almidón’ por la consistencia lechosa común a ambas sustancias. Aparece documentado por vez primera en español en A Dictionary in Spanish and English (1591), obra del lexicógrafo e hispanista británico Richard Percivale, donde traduce hamago como ‘alimento de abejas’.

marimorena.- Se emplea coloquialmente para referirse a una riña, una pendencia, una pelea. Como podemos leer en El porqué de los dichos de José Mª Iribarren, el origen de este término, presente ya en el Diccionario de autoridades (1734), se encontraría en María Morena, quien a finales del siglo XVI regentaba en Madrid una taberna con su esposo Alonso de Zayas y que juntos fueron encausados en 1579 por tener en su negocio unos cueros de vino y no haberlos querido vender. Al parecer, un grupo de soldados pidió beber de aquel vino, mejor que el que estaban siendo servidos, y ante la negativa de los dueños se organizó una trifulca en la que habría destacado el “carácter” de la mujer. Otra versión asegura que María era nombre muy común entre mujeres que trabajaban en ventas y tabernas entonces  y morena un apelativo típico para referirse a la mujer española, por lo que podría referirse en realidad a una cualquiera de ellas.

La cita de hoy

“En la vida hay que buscar la excelencia, pero no la perfección”.

Mago More

 

El reto de la semana

¿Qué planta que nos recuerda a un gran escritor portugués -y que, por supuesto, cumple nuestra premisa de hoy para viajar por el diccionario- podríamos habernos encontrado en este paseo?

(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

De paseo con Don Juan Tenorio

03 Jueves Nov 2016

Posted by Sollastre in LIBROS

≈ 4 comentarios

Etiquetas

bergantín, borgoña, dobla, Don Juan Tenorio, guirnalda, José Zorrilla, laurel, perpetua

don-juan-tenorio

Nos llega noviembre, ese mes que “hace caer las hojas y se lleva a las personas”, en curioso dicho que descubrió recientemente el paseante, y con él la tradicional puesta en escena, coincidiendo con la festividad de Todos los Santos, de Don Juan Tenorio, la obra de José Zorrilla cuyo protagonista, como ya vimos en los inicios de este blog en ‘De la ficción al dicción…ario’, se convirtió en epónimo de palabras recogidas en el DLE como donjuán –también en la forma don juan, aunque el Diccionario panhispánico de dudas recomienda el uso de la primera-, tenorio, donjuanismo o donjuanesco.

Este drama religioso-fantástico en dos partes del dramaturgo y poeta pucelano –quien, como vimos a su vez en la entrada ‘De paseo (literalmente) por la RAE’ fue elegido en dos ocasiones miembro de la RAE, pues fue eliminado de su nómina la primera por no leer el discurso de ingreso en el plazo establecido, y al hacerlo en la segunda fue el primer académico que lo hizo en una composición en verso-, que recoge el mito del personaje libertino que no respeta ley humana ni divina y hace gala de seducir y engañar a las mujeres –también denominado burlador-, es tal vez la pieza más representada de la literatura española desde que fuera estrenada en el teatro de la Cruz, en Madrid, el 28 de marzo de 1844.

Encaminemos ya nuestros pasos con este personaje universal no hacia las calles de Sevilla, ciudad en la que transcurre la trama, sino hacia cinco términos encontrados en el texto de la que el también académico Torrente Ballester aseguró en su momento que es “la única verdaderamente popular” de las obras teatrales modernas.

laurel.- Tomado del occitano antiguo laurier, derivado de laur y este del latín laurus. Antiguamente existía también la forma lorer, como podemos encontrar en diccionarios del siglo XIX como Salvá -1846-, Gaspar y Roig -1855- o Zerolo -1895- y que Corominas considera un catalanismo. Es un árbol originario de la zona mediterránea, que está siempre verde y cuyas hojas, muy aromáticas, se emplean como condimento. Una segunda acepción es la de triunfo, premio, alabanza, gloria y el propio DLE recoge corona de laurel, definiéndola como aquella hecha con ramas y hojas de esta planta que se concedía en la Grecia antigua a los vencedores de los juegos píticos, dedicados a Apolo, dios del que el laurel era atributo. La RAE guarda la que el autor recibió en Granada en 1889 en su coronación como poeta nacional laureado. A su vez, es en la llamada Hostería del Laurel donde comienza la acción del libro que paseamos hoy.

borgoña.- Vino procedente de la región francesa de Borgoña. Sus viñedos se dividen en cinco zonas según el tipo de caldos -tanto tintos como blancos y algunos de ellos de gran calidad, mundialmente reconocidos- que producen a partir básicamente de uvas chardonnay y pinot noir, aunque también se encuentran, en menor medida, gamay y aligoté. El nombre original francés Bourgogne deriva del bajo latín Burgundia, territorio en el que se asentó el antiguo pueblo germánico de los burgundios. En nuestro país vecino se comenzó a utilizar con el significado de vino ya a finales del siglo XVII; el DLE incluyó esta acepción en 1925, con la marca lexicográfica ‘figurado’, que mantuvo hasta la edición de 1992. José Zorrilla escribió también un vals coreado, musicado -al igual que a otras composiciones del poeta- por el compositor Sebastián Iradier, cuyo título es Jerez y Borgoña.

dobla.- Del latín dupla, femenino de duplus ‘doble’ –así, la locución verbal coloquial jugar a la dobla hace referencia precisamente a un modo de jugar en el que se duplica cada vez  la apuesta anterior-. Se trata de una antigua moneda de oro castellana, de valor, peso y ley variables. La última edición del DLE solo hace referencia expresa de la dobla de la Banda -acuñada en el siglo XV con el escudo de esta orden militar fundada en 1332 por Alfonso XI-, en el Diccionario de autoridades -1732- encontramos también mencionadas la dobla castellana y la dobla zahen, moneda morisca que la actual edición recoge con el nombre de zahena. De esta palabra derivan los nombres de otras monedas, recogidos también en el DLE: la doblilla, cuyo valor, según la fecha de acuñación, era de 20 reales, o de 21 y un cuartillo y el doblón, cuyo valor también difería según las épocas, existiendo el calesero o sencillo, el de a ciento, el de a cuatro o  el de a ocho.

guirnalda.- Derivación por metátesis -cambio de lugar de algún sonido en una palabra-  de la forma desusada guirlanda, a la que el DLE atribuye un origen incierto. Corominas indica que quizá se tomara del francés antiguo garlande, que pudo ser una alteración de *garnande, derivado de garnir ‘guarecer’, ‘adornar’. Voz polisémica, además de su significado de adorno formado con flores, hojas o ramas entretejidas -aunque hoy se denomina así también a la compuesta por otros materiales, como papel de colores o luces- en forma de cordón, de tira o de corona con la que se ciñe la cabeza, es también otro nombre de la perpetua -una planta de la familia de las amarantáceas que se cultiva en la India-; una tela de lana basta que se usó antiguamente; un tipo de nudo marinero y una especie de rosca embreada -para que resistiera el viento sin apagarse- que se arrojaba ardiendo por la noche desde las plazas sitiadas para descubrir los trabajos del enemigo.

bergantín.- Embarcación de dos palos y vela cuadrada o redonda. El término procede del francés brigantin o del catalán bergantí, lenguas que lo tomaron prestado del italiano brigantino, que a su vez es un diminutivo, al que se añade el sufijo –ino de brigante en el sentido de ‘compañero’, nombre dado a una ‘nave de escolta’ o de ‘hombre de armas’, puesto que servía para guerrear. No obstante, de la documentación más antigua conocida se ha llegado a la convicción de que se aplicaba a un ‘pequeño barco ligero de escolta’. En español aparece documentado por vez primera hacia el año 1490. Sin duda el más famoso de nuestra literatura es El Temido, que con sus ‘diez cañones por banda’ -y no ‘cien’, como en ocasiones se oye o se lee, incluso en el libro de estilo de algún influyente diario- aparece en La canción del pirata, poema escrito por José de Espronceda, íntimo amigo de Zorrilla.

La cita de hoy

“¡Cuál gritan esos malditos!”.

 José Zorrilla

 

El reto de la semana

Además de borgoña, ¿con qué otro vino, muy celebrado ya en la antigua Roma y que aparece tanto en el Tenorio como en el DLE, podríamos haber brindado al final de nuestro paseo de hoy?

(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

De paseo ‘Pisando ceniza’

06 Jueves Oct 2016

Posted by Sollastre in LIBROS

≈ 3 comentarios

Etiquetas

arcabuz, basilisco, cupletista, galbana, mancuernas, Manuel Arroyo-Stephens, Pisando ceniza

El paseo de hoy comenzó en realidad, aunque el paseante aún no lo supiera, hace ya unos cuantos meses, cuando quedó deslumbrado, como ya contó en su momento, por el paisaje vislumbrado desde el tren de la comarca de las Merindades, al norte de Burgos. Quiso el destino que, estando al día siguiente en Salamanca, comentara algo al respecto con su amiga Yolanda, quien le habló a su vez de su amiga Olga y de la casa rural que tiene en la zona.

Como quiera que quien estas líneas escribe llevaba algún tiempo con un cierto desasosiego, consideró buena idea pasar allí unos días en verano, estancia que propició el descubrimiento de -y el paseo por- Espinosa de los Monteros. Y fue precisamente buscando documentación para este último cuando se topó con sendas reseñas de un libro, Pisando ceniza, de Manuel Arroyo-Stephens, firmadas por dos autores protagonistas este mismo año de un par de nuestros paseos: Félix de Azúa y Andrés Trapiello.

Obra que ambos consideran muy buena, que ‘no parece ni siquiera literatura’ para el leonés; que según el académico ‘no es fúnebre’, a pesar de que la muerte es el hilo de los seis relatos que la componen, y que, cerrando el círculo de conexiones con nuestros paseos, algunos de los mismos transcurren en… Espinosa de los Monteros, sin faltar referencias a lugares del entorno: Santa Olalla; Quintanilla; Lunada; Quisicedo…

Fue la concatenación de todos estos engarces la que me llevó a recorrer con avidez de lector adolescente sus 345 páginas -en las que nos reencontramos con algunas palabras ya paseadas por aquí, como serendipia, lonja, lívido, palimpsesto…-; a confirmar la buena impresión causada a los autores antes citados -sintiendo que es un libro que te va llenando desde dentro, desde lo íntimo, no que te llega desde el exterior. Hacía mucho que no me sentía tan sumergido en lo que me estuvieran narrando, sintiendo casi de manera física el calor del estío madrileño o el frío del invierno espinosiego- y a decidir rendirle un pequeño homenaje incorporándolo a esta serie de paseos, además de recomendárselo vivamente a todo amante de la lectura.

Asegura el narrador que “las cosas solo ocurren a los que saben contarlas”. Espero haber sabido hacerlo, pero, en cualquier caso, pasemos ya sin más dilación a pisar ceniza, mientras recorremos cinco palabras encontradas en este libro que provoca por sí mismo tanta impresión como el mismo paisaje de las Merindades.

galbana.- Desidia, flojera, pereza, pocas ganas de hacer algo, especialmente cuando es circunstancial, según Moliner y que en Seco se atribuye especialmente a la causada por el calor (ver la página Para pasear más y mejor). Vocablo de origen incierto según el Diccionario de la lengua española -DLE, que es como a partir de ahora prefiere la Academia que se denomine al DRAE-, si bien en la edición de 1884 se le atribuía una procedencia  gala, de galba ‘gordinflón; en las de 1956 y 1970 se la hacía derivar del árabe gabāna ‘tristeza, desánimo, descontento’ que se convirtió en galbāna en las de 1984 y 1992. El DLE recoge también el adjetivo agalbanado y sus formas coloquiales galbanoso y galbanero. En Salamanca se utilizaba asimismo un término homógrafo, ya en desuso, con el significado de ‘guisante pequeño’, derivado del árabe andalusí julbána o jilbána.

basilisco.- Este término, que sirve para designar tanto a un reptil saurio americano algo más pequeño que la iguana, como a una persona furiosa o a una antigua pieza de artillería, en origen hacía referencia a un animal fabuloso en forma de serpiente, con cabeza puntiaguda, que se creía que podía matar solo con mirar, con lo que la única forma de matarlo sería hacerle verse reflejado en un espejo. Procede del latín basiliscus y este del griego basilískos, diminutivo de basileus ‘rey’, por lo que a este ser fantástico también se le denominó en la antigüedad régulo. Según Corominas  aparece documentada por vez primera a principios del siglo XIV. La locución adverbial de carácter coloquial hecho un basilisco hace referencia a alguien que se encuentra sumamente encolerizado. No es raro, sin embargo, como ya recoge Lázaro Carreter, oír a alguien decir incorrectamente que ‘fulano se puso hecho un obelisco’.

mancuernas.- Palabra que bien podría haber aparecido en Un paseo plural y nada más que plural, pues es un componente del grupo de los pluralia tantum que vimos allí. Según el DLE en América Central, México, Filipinas y Venezuela se emplea como sinónimo de gemelos, los pasadores de los puños de la camisa –que es, efectivamente, el sentido con el que lo escribe nuestro autor-, si bien lo incluye como forma plural de mancuerna, palabra con distintas acepciones en singular. Sin embargo en 1970 –circunscrita entonces a México y en la actual edición extendido ya su uso a América central y Bolivia- incorporó como entrada mancuernillas, con el mismo significado. Además, incluye también el término mancorna, como lema independiente también, definiéndolo como sinónimo, utilizado en Colombia, de gemelo –en singular-. Mancornar, el origen de todas ellas, proviene de man ‘apócope de mano’ y cuerno.

cupletista.- Cantante de cuplés. Es voz común en cuanto al género, aunque ha sido aplicada generalmente al sexo femenino, pues mujeres fueron la mayoría y más destacadas de sus representantes. A su vez, el cuplé es una cancioncilla ligera, generalmente picante o picaresca, propia de los espectáculos de variedades y que estuvo en boga en el primer tercio del siglo XX. Es el resultado de la españolización del francés couplet ‘copla’, del antiguo provenzal cobla, con el mismo origen que la palabra española. No se incorporó al DLE hasta la edición de 1970, porque la forma francesa se mantuvo en uso en España durante gran parte del siglo pasado, y escrita así la podemos encontrar empleada por autores como Benavente, Arniches, Pemán, Barea o Manuel Machado. El Diccionario panhispánico de dudas aclara que no son admisibles formas híbridas como couplé o cuplet, pues no resultan en puridad ni españolas ni francesas.

arcabuz.- Antigua arma de fuego propia de los siglos XVI y XVII, de diferentes tamaños y pesos, con cañón de hierro y caja de madera, portátil y similar al fusil. Se disparaba prendiendo una carga de pólvora por medio de una mecha móvil incorporada a ella. Da nombre también al arcabucero, el soldado que lo utilizaba. Proviene del francés arquebuse, que lo tomó prestado del neerlandés hakebus -alterado por influjo del francés arbalète ‘ballesta’, pues el proyectil era originariamente propulsado por un sistema similar al de esta-, compuesto de bus ‘caja’, ‘canuto’ y hake ‘gancho’, por el que servía para fijar el cañón. Antiguamente se empleó también la forma alcabuz, como recoge ya el Diccionario de autoridades -1726-, que alcanzó gran difusión en los siglos XVII y XVIII, y de donde habría surgido el verbo alcauciar ‘fusilar’ usado en Colombia. Entre 1803 y 1992 el DLE recogió también el diminutivo arcabucete.

La cita de hoy

“Mi madre practica el monólogo exterior con gran naturalidad, como si lo hubiese inventado ella. Lo llama pensar en voz alta. Es lo que hacen muchos españoles: un diálogo consigo mismos y un monólogo con los demás”.

 Manuel Arroyo-Stephens

 

El reto de la semana

¿A la sombra de qué arbusto, el nombre de cuyo fruto -uno de los secos- nos lleva hasta la Campania italiana, podríamos habernos sentado –como hace el narrador en un momento del libro- durante nuestro paseo de hoy?

 (La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

 (Las obras de los autores citados aparecen relacionadas en la página ‘Para pasear más y mejor’)

De paseo por la costa más lejana

08 Jueves Sep 2016

Posted by Sollastre in CIENCIA FICCIÓN, LIBROS

≈ 3 comentarios

Etiquetas

gavilán, jábega, malaquita, quimera, sortílego, sortilegio, Terramar, Ursula K. Le Guin

imagen_mapas_4

Si en el paseo anterior hablábamos de un viaje iniciático a la burgalesa comarca de las Merindades, unos días más tarde el paseante emprendía la relectura -¡uf, casi 29 años después!- de los tres primeros libros que la escritora Ursula K. Le Guin sitúa en el universo fantástico de Terramar y cuya esencia reside en los que a su vez emprenden sus protagonistas: Un mago de Terramar; Las tumbas de Atuan y La costa más lejana.

Si, como nos recordaba a su vez hace poco Ángeles Caso, ‘viajar es el placer más íntimo que existe’, en palabras de Vita Sackville-West, que ese viaje -o varios, como en este caso-, sean leídos, discurran por territorios imaginados y simbólicos, muestren diversos ejemplos de búsqueda interior y evolución personal, incluso desde una cierta óptica taoísta, hacia el Equilibrio y en los que la magia, omnipresente en el trasfondo, asoma como en cuentagotas y nunca como si fueran efectos especiales de una superproducción… añaden un plus de intimidad especialmente confortable, permitiendo conocer nuevos mundos –aunque, como ya advirtiera Paul Éluard, tal vez estén en este- y, a la vez, un poco mejor a uno mismo a través de la lectura.

Embarquémonos con los protagonistas en su barca, Miralejos, y naveguemos por el último de los tres volúmenes citados explorando algunas de las palabras que nos han ido saliendo al paso en los periplos, aventuras y experiencias acumulados por los protagonistas, entre los que no faltan magos, pastores de cabras, sacerdotisas, príncipes… trasunto todos ellos un poco de nosotros mismos.

jábega.- Dos palabras homógrafas aparecen en nuestro idioma. La primera, que es la acepción con la que la hemos encontrado en nuestra lectura, es una embarcación que sirve para pescar, parecida, aunque más pequeña, al jabeque, en donde encuentra origen su nombre. Este a su vez deriva del árabe andalusí šabbák ‘esquife para pescar con redes’. Curiosamente, existe en este caso otra palabra homógrafa, coloquial y poco usada, que hace referencia a una herida causada con arma blanca corta en el rostro. La otra palabra jábega procede también del árabe andalusí, de šábka y este del árabe clásico šabakah ‘red’ y designa precisamente a un tipo de red de pesca de más de cien brazas de largo, compuesta de un copo y dos bandas, de las cuales se tira desde tierra por medio de dos cabos muy largos. El DRAE llegó a albergar una tercera jábega, especie de flauta empleada por los moriscos, que evolucionó posteriormente a jabega,  jabeba y ajabeba.

quimera.- Del latín chimaera y este del griego chímaira. Palabra con tres acepciones que han tenido su propio recorrido en el DRAE a lo largo de su historia en cuanto a su forma de escribirse. Por un lado, es el nombre de un monstruo mitológico que, según nos describe Cirlot en su Diccionario de símbolos, nació de Tifón y Equidna, al que se representa con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón. De su boca surgen llamas. Aunque aparece citado en el Diccionario de autoridades -1729- como chimera, advirtiéndose ya que la ch se pronuncia como k, no fue recogida como acepción hasta 1822. Por otra parte, es una ilusión, algo normalmente de carácter agradable que se piensa o se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo en realidad. También aparecía como chimera en 1729 y en 1803 pasó ya a su actual forma. Por último, el significado de riña, pendencia o contienda, también mostrado como chimera en Autoridades, aparece ya con la actual grafía en 1780.

malaquita.- Piedra constituida por carbonato de cobre, de color verde en zonas de tonalidad distinta. Admite pulimento y se emplea para chapar objetos ornamentales, como por ejemplo muebles, así como para beneficiar el cobre. La azurita, otro mineral, este formado por bicarbonato de cobre, recibe también el nombre de malaquita azul. Tomada del francés malechite, donde aparece ya documentada en la primera mitad del siglo XII, en el Lapidario de Marbode. Proviene del latín molochitis -empleado por Plinio- y este del griego molochitis ‘especie de piedra preciosa’, variante en última instancia de malachi ‘malva’. En este año en que precisamente se conmemora el centenario del fallecimiento de Rubén Darío, el paseante recuerda haber descubierto esta palabra en su ya lejana infancia, como sin duda ocurrirá a muchos de su generación, cuando su madre recitaba el poema del poeta nicaragüense Margarita, está linda la mar, en el que nos habla de ‘un kiosco de malaquita’.

gavilán.- El nombre por el que es conocido el protagonista de la trilogía resulta posiblemente una de las palabras más polisémicas por las que hemos paseado hasta ahora. El DRAE aventura que puede proceder del gótico *gabila, -ans, poniéndolo en relación con el alto alemán antiguo gabila o gabala. El Diccionario académico recoge hasta doce acepciones, entre las que se incluyen dos tipos de aves rapaces; el rasgo que se traza al final de algunas letras; cada uno de los dos lados del pico de la pluma de escribir; los hierros que forman la cruz de la espada, que sirve para defender mano y cabeza; la flor del cardo; un hierro cortante en la punta de la aguijada para limpiar el arado; una composición musical típica del Llano venezolano y colombiano; un uñero; un garfio de hierro usado antiguamente para aferrar las naves; la hoja de un hacha o una persona audaz en los negocios. El Diccionario de americanismos, por su parte, incluye todavía algunos sentidos más de este vocablo.

sortilegio.- Entrada que ha permanecido inalterada desde su aparición en el Diccionario de autoridades en 1739, salvo la supresión a partir de la edición de 1884 del artículo ‘la’ con la que antes se iniciaba: ‘Adivinación que se hace por suertes supersticiosas’, es decir, según convicciones no explicables por la razón -el Diccionario académico incluye ‘creencia extraña a la fe religiosa’-. Este sistema de echar las suertes era un recurso frecuente en el mundo antiguo -como en Roma, por ejemplo- a la hora de tomar una determinación sobre cualquier asunto de la vida cotidiana. Deriva del latín medieval sortilegium, y este a su vez del latín sortilěgus ‘sortílego’, el encargado de realizar la adivinación, compuesto por sors ‘suerte’ y legěre ‘leer’. Los diccionarios de uso, como Moliner o Seco, así como los enciclopédicos llevan tiempo recogiendo también el sentido de sortilegio como embrujo, hechizo, maleficio, encantamiento, cualquier acción realizada por arte de magia o atractivo o influencia irresistible que una persona o cosa ejerce sobre alguien.

La cita de hoy

“No hay seguridad. No hay fin. La palabra ha de oírse en silencio. Para que se vean las estrellas es preciso que haya oscuridad”.

 Ursula K. Le Guin.

 

El reto de la semana

Viajando por mares y tierras de magos, ¿qué otro animal mitológico -cuyo falso diminutivo ya vimos en su momento que designa tanto a un tipo de arma antigua como al estragón- no habría sido raro encontrarnos en nuestro paseo de hoy?

 (La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

El mapa de Terramar se ha tomado de la página web http://www.docemoradas.com/

Paseando con Andrés Trapiello

11 Jueves Ago 2016

Posted by Sollastre in ESCRITORES, LIBROS

≈ 4 comentarios

Etiquetas

aljabibe, Andrés Trapiello, cachivache, crinolina, crotalogía, zaquizamí

arca palabras

Recuerda el paseante, no sabe muy bien a cuenta de qué, haber leído hace ya casi un par de años a Andrés Trapiello -con uno de cuyos hermanos, como conexión con estos paseos, tuvo ocasión de compartir conversación y entrecuesto en León– una sincera apología del placer de leer el periódico en papel. Apreciación con la que quien esto escribe no puede estar más de acuerdo, siendo además que parte del deleite que esto le produce deriva, precisamente, por la lectura de la columna semanal del escritor leonés en un suplemento dominical, día que, como el mismo mes de agosto a su vez, parece especialmente propicio para este esparcimiento.

Y gusta especialmente de leerle no solo por la mayor o menor belleza formal de sus escritos o por reconocerle como otro asiduo -mucho más avezado, por supuesto- a pasear por el diccionario -en su caso uno editado en 1919 por Saturnino Calleja-, sino por encontrar en numerosas ocasiones motivos de coincidencia con lo que comparte con los lectores, como el amor a Portugal; la sencilla, que no fácil, aspiración de que cada uno cumplamos con nuestro deber; la firme apuesta por huir de la estridencia o la convicción de que “el único país en el que merece la pena vivir es la decencia”.

Nos embarcaremos hoy en el arca de las palabras que él mismo fue construyendo día a día durante un año -recogida posteriormente en un libro pero, por supuesto, botada inicialmente en un periódico-, para navegar en ella al timón de cinco términos de esos que justifican por sí solos la afición a pasear por el jardín de esas delicias que son las palabras.

crotalogía.- O arte de tocar las castañuelas. Deriva de crótalo, forma poética de denominar a una de ellas, voz tomada del latín crotălum, y este a su vez del griego krótalon ‘especie de castañuela’. El primer tratado sobre la misma que se conoce -como recuerda el propio Trapiello- es un escrito satírico fechado en 1792 por fray Juan Fernández de Rojas con el pseudónimo de Francisco Agustín Florencio, autor que tuvo la humorada de, bajo el sobrenombre de Juanito López Polinario, publicar a su vez una Impugnación literaria de su propia obra. Palabra recogida en diversos diccionarios, incluso en fecha tan temprana como 1846, en el Nuevo diccionario de la lengua castellana de Vicente Salvá, no ha estado nunca recogida en el DRAE, si bien algunas cédulas del fichero general de la Academia recogen su uso literario.

aljabibe.-. El Diccionario de autoridades -1726-, a la vez que lo califica ya como voz anticuada, lo definía como ‘el que vende ropa de vestir hecha’. En su segunda edición en 1770, reducida a las dos primeras letras del alfabeto, se habla de ‘ropa usada’ y se introduce explícitamente la sinonimia con ropavejero -escrito entonces ropa-vegero-, significación con la que ha llegado hasta nuestros días, pues la 23.ª edición del DRAE, con la marca ‘desusado’, remite directamente a este término para definirlo. Procede del árabe andalusí *alǧabbíb y puede encontrarse ya en las Ordenanzas de Sevilla -1525- y Granada -1552-, si bien Corominas lo hace derivar de ǧabbâb ‘vendedor de aljubas’ –un tipo de vestidura morisca-.  Al parecer se empleó también en algunas ocasiones con la grafía algibebe, que es la forma portuguesa de esta palabra.

cachivache.- Utilizado normalmente más en plural, como nos recuerda el propio DRAE, es un término con matiz despectivo para designar un utensilio un chisme, un trasto o algo roto e inservible. Coloquialmente sirve también para referirse a una persona inútil, embustera, ridícula. Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana o española aseguraba que provenía de ‘cachos’ y ‘vasos’; Corominas y Moliner, por su parte, consideran plausible el origen en ‘cacho’, sin incluir el de ‘vaso’. El Diccionario de americanismos recoge la forma cachibache, utilizada en algunos países centroamericanos y cachivachi, en Bolivia y República Dominicana, con el sentido de objeto de poco valor, así como cachivachero -que podemos encontrar también en el DRAE-, referido, según los países, a un montón de cachivaches; al lugar donde se guardan; a alguien que los vende o a alguien que los guarda.

zaquizamí.- También procedente del árabe andalusí, en este caso de sáqf fassamí ‘techo frágil’, propiamente ‘techo en el cielo’. Es otro nombre para el desván, el último cuarto de la casa, normalmente a teja vana -es decir, con tejado sin otro techo debajo-. Como solía utilizarse para almacenar las cosas que ya no se usaban –cachivaches, podríamos decir-, se llamó también así por alusión a un cuchitril, un cuarto desordenado, pequeño, poco limpio. Estas dos acepciones aparecían ya en el Diccionario de autoridades y no será hasta 1936 cuando el DRAE incorpore una tercera: la de ‘enmaderamiento de un techo’, que según Corominas era la original mostrada ya en el Universal Vocabulario en latín y en romance, de Alonso Fernández de Palencia, publicado en Sevilla en 1490 y primera ocasión en que se encuentra documentado este vocablo.

crinolina.- Tomado del francés crinoline -donde se encuentra ya documentada en 1829-, que a su vez lo hizo del italiano crinolino, compuesto por crino ‘crin’ y lino ‘lino’, idioma al que retornó a su vez en la forma crinolina. Se trataba de un tejido terso, utilizado para fabricar corbatas, sombreros, forros… y que se empezó a utilizar para confeccionar enaguas, las faldas que se colocaban debajo de la del vestido para mantenerla ahuecada. Más tarde pasó a ser sinónimo de miriñaque, zagalejo –refajo-  de tela rígida o muy almidonada que cumplía ese mismo cometido, una auténtica estructura en realidad, con aros de ballena, mimbre o metal, que vino a su vez a sustituir al antiguo tontillo. Palabra que encontramos ya en obras de Pérez Galdós o Baroja, el DRAE no la incluyó, en ninguna de sus dos acepciones, hasta la edición de 2001.

La cita de hoy

“Las palabras, según en boca de quién, tienen ese poder, el de darnos a conocer el mundo, desde luego, pero también el de prolongar y guardar memoria del encantamiento y el misterio con el que viene a nosotros”.

 Andrés Trapiello

 

El reto de la semana

¿De qué fragmento concreto de Don Quijote de la Mancha habría resultado lógico acordarnos en nuestro paseo de hoy?

(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

De paseo por la Anatomía de la lengua

15 Miércoles Jun 2016

Posted by Sollastre in COSAS DE LA LENGUA, LIBROS

≈ Deja un comentario

Etiquetas

esperanto, Klingon, lenguas artificiales, papiamento, quipu, volapuk

image

Afirmaba hace tiempo en una entrevista en el diario LA VANGUARDIA el catedrático de Metafísica de la Universidad Autónoma de Madrid Ángel Gabilondo que “hay que saber mucho para ser sencillo. La sencillez es un resultado”.

Recordó el paseante, diez años después, estas palabras mientras disfrutaba de la lectura de Anatomía de la lengua, el libro que acaba de publicar Elena Álvarez Melllado, y caía en la cuenta de la fluidez, de la sencillez con la que la autora va haciendo fácilmente comprensibles conceptos como recursividad, lenguas aislantes, pragmática o la tipología lingüística…Y mientras comprobaba cómo defiende, no desde el forofismo –como vemos tantas veces en este cansino periodo preelectoral- sino desde una radical seguridad en sus convicciones, su postura respecto al normativismo lingüístico.

En homenaje a la autora y a una obra que contribuye de manera muy especial a seguir disfrutando de la lengua, pasearemos hoy por cinco términos relacionados con idiomas, lenguajes y escrituras –o no- incluyendo alguno que no parece que vaya nunca a encontrar su hueco en el Diccionario académico pero sí aparece en el libro objeto de nuestro paseo de hoy. Y, cmo no podría ser de otra manera, brindaremos por su éxito con un luquete en nuestra copa.

volapuk.- Idioma artificial creado en 1879 por un sacerdote católico alemán, Johan Martín Schleyer, tomando como base el inglés, el francés y el alemán, con el propósito de que sirviera como lengua universal. De hecho, su lema es Menefe bal, püki bal ‘Una lengua para una humanidad’. Su nombre está compuesto por una deformación del inglés world ‘mundo’ y speak ‘hablar’ y fue la primera de las denominadas lenguas auxiliares en contar con una organización internacional. Tras un cierto éxito inicial –más de 100.000 personas lo hablaba, se editaron más de 300 libros de texto y en1887 se creaba la Academia Internacional del Volapuk- la complejidad de su gramática y los enfrentamientos de su fundador con un sector que pretendía introducir reformas en el idioma provocaron el inicio de su declive.

papiamento.- En el libro se explica que las lenguas pidgin, son aquellas nacidas del contacto entre dos idiomas muy distintos, creadas de forma artificial, muy básicas y limitadas a las necesidades comunicativas de las dos comunidades –comerciales, por ejemplo-. Cuando alguna de ellas se consolida, se nativiza, da lugar a lo que se denomina una lengua criolla. Una de ellas es el papiamento, lengua de base portuguesa con elementos del español, el holandés, del inglés, del arahuaco y de diversas lenguas africanas. Se habla en las islas caribeñas, de Aruba –donde se denomina papiamento y es oficial desde 2003-, Curazao –papiamentu- y Bonaire –papiamen-, territorios en los que alcanzó la oficialidad en 2007-. El nombre procede de la antigua palabra española papear ‘hablar confusamente’.

klingon.- A las aproximadamente seis mil lenguas naturales que la autora nos recuerda que existen actualmente en el mundo, la ficción nos permite añadir un buen número de ejemplos de idiomas artificiales que, además, permiten ampliar su radio de acción hasta el espacio exterior. Esto es lo que ocurre con el klingon, el idioma oficial del Imperio del mismo nombre que aparece en la saga de Star Trek. Fue creado por el lingüista estadounidense Marc Okrand y desarrollado deliberadamente para ‘sonar alienígena’. El actor James Doohan se encargó de crear los sonidos básicos. El propio Okrand publicó en 1985 El diccionario Klingon’, existen cuatro libros clásicos traducidos a esta lengua: El poema de Gilgamesh; Hamlet, Mucho ruido y pocas nueces y el Tao Te Ching y en Pennsylvania existe desde 1992 el Instituto del Idioma Klingon.

quipu.- Del quechua quipu ‘nudo’ –en su acepción de ‘lazo’-, designa a cada uno de los elementos, compuestos de cuerdas de algodón o lana a las que se añadían otras con una serie de nudos y de diversos, colores, tamaños y formas. El DRAE señala que se utiliza más en plural. Utilizados por las civilizaciones andinas, conformaban un sistema de comunicación que habría servido tanto de forma de contabilidad como de sistema gráfico de escritura. Si bien su definición no ha variado, la grafía ha tenido una curiosa evolución en el Diccionario académico: aparece ya en Autoridades-1737-, como quipos, forma que mantendrá hasta la edición de 1914; a partir de la de 1925 aparece como quipo y habrá que esperar a la vigésima primera -1992- para encontrar la definitiva quipu.

esperanto.- Cerramos nuestro paseo con el que tal vez sea el idioma inventado más conocido de todos. Formado sobre una base de lenguas romances, eslavas y germánicas, fue dado a conocer en 1887 por el oftalmólogo polaco Lejzer Ludwik Zamenhof –conocido como Doktor Esperanto- con el fin de que se convirtiera en un idioma universal que facilitase la comunicación entre los distintos pueblos. Paradójicamente, como leemos en nuestro libro de hoy, sufrió persecución bajo el nazismo, por el estalinismo y por el maccarthismo. El DRAE recoge también esperantista, como adjetivo y como nombre para definir a la persona o institución que estudia, propaga o hace uso del idioma. La Asociación Universal de Esperanto –Universala Esperanto-Asocio- fue creada en 1908, cuenta hoy con miembros en 120 países y mantiene relaciones con Naciones Unidas, UNESCO o el Consejo de Europa.

El dicho de hoy

“…la lengua es un fenómeno complejo cuya naturaleza trasciende lo puramente lingüístico”.

Elena Álvarez Mellado

 
El reto de la semana

¿Qué palabra, que en principio parece remitirnos al mundo de las motos nos encontramos en la Anatomía de la lengua cuando nos habla sobre las variaciones entre las lenguas respecto al número?

(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)

← Entradas anteriores

Entradas recientes

  • De paseo con Claudia Vega
  • De paseo descubriendo “Qué bonito es verte llover”
  • Un paseo por palabras en busca de autor
  • Un paseo con La Horda
  • Paseando con zapatos de Manolo Blahnik

Comentarios recientes

Sollastre en De paseo con Claudia Vega
Florencia Saez en De paseo con Claudia Vega
De paseo con Claudia… en De paseo descubriendo “Q…
Sollastre en De paseo descubriendo “Q…
Angel en De paseo descubriendo “Q…

Archivos

  • octubre 2018
  • julio 2018
  • junio 2018
  • marzo 2018
  • febrero 2018
  • enero 2018
  • diciembre 2017
  • noviembre 2017
  • octubre 2017
  • septiembre 2017
  • agosto 2017
  • julio 2017
  • marzo 2017
  • febrero 2017
  • enero 2017
  • diciembre 2016
  • noviembre 2016
  • octubre 2016
  • septiembre 2016
  • agosto 2016
  • julio 2016
  • junio 2016
  • mayo 2016
  • abril 2016
  • marzo 2016
  • febrero 2016
  • enero 2016
  • diciembre 2015
  • noviembre 2015
  • octubre 2015
  • septiembre 2015
  • agosto 2015
  • julio 2015
  • junio 2015
  • mayo 2015
  • abril 2015
  • marzo 2015
  • febrero 2015
  • enero 2015
  • diciembre 2014
  • noviembre 2014
  • octubre 2014
  • septiembre 2014
  • agosto 2014
  • julio 2014
  • junio 2014
  • mayo 2014
  • abril 2014
  • marzo 2014
  • febrero 2014
  • enero 2014
  • diciembre 2013
  • noviembre 2013
  • octubre 2013
  • septiembre 2013
  • agosto 2013
  • julio 2013
  • junio 2013
  • mayo 2013
  • abril 2013
  • marzo 2013

Categorías

  • ACTORES
  • AGRICULTURA
  • ANIMALES
  • CELEBRACIONES
  • CIENCIA FICCIÓN
  • Cine
  • CIUDADES
  • COSAS DE LA LENGUA
  • CULTURA
  • DEPORTE
  • DERECHO
  • ESCRITORES
  • ESCRITURA
  • EUROPA
  • FIESTAS
  • FILOSOFÍA
  • GASTRONOMÍA
  • HISTORIA
  • IBEROAMÉRICA
  • IDIOMAS
  • JUDAICA
  • LIBROS
  • LITERATURA
  • LUDOLINGÜÍSTICA
  • LUGARES CON ENCANTO
  • MÚSICOS
  • MILICIA
  • Minería
  • MISCELÁNEA
  • MODA
  • MONUMENTOS
  • PAÍSES
  • PALABRAS SOBRE PALABRAS
  • Personajes
  • POLÍTICA
  • POLÍTICOS
  • RELIGIÓN
  • restaurantes
  • SALUD
  • Sin categoría
  • TAUROMAQUIA
  • TEATRO
  • TELEVISIÓN
  • VIAJES
  • RSS - Entradas
  • RSS - Comentarios

Meta

  • Registrarse
  • Acceder
  • RSS de las entradas
  • RSS de los comentarios
  • WordPress.com
GRACIAS POR TU VISITA CONFÍO EN QUE HAYAS DISFRUTADO DEL PASEO

Introduce tu dirección de correo electrónico para seguir este Blog y recibir las notificaciones de las nuevas publicaciones en tu buzón de correo electrónico.

Únete a otros 174 seguidores

Blog de WordPress.com.

Cancelar