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La semana pasada tuvimos la suerte de disfrutar de un largo paseo por Marruecos: el cielo estrellado en el desierto, las montañas del Atlas, la harira, la cerveza ‘Casablanca’, las casbas, Fez, Ouarzazate, Mequinez…

Nuestro vecino del sur es un país en claro proceso de modernización, lo que puede apreciarse a simple vista en numerosos aspectos –como el impulso dado a la escolarización infantil-. A su vez, mantiene todavía un halo del pasado y así hemos podido encontrar aquí y allá rastros de la antigua presencia española.

Esa historia común se ha trasladado también al diccionario, en ambas direcciones. Esta semana pasearemos por cinco palabras –además, monovocálicas- que han llegado a nuestro idioma desde el árabe marroquí.

bereber o beréber.- Persona perteneciente a una raza que habita el norte de África: desde el océano Atlántico hasta Egipto y desde las costas del Mediterráneo hasta el interior del desierto del Sahara. Los habitantes de las Islas Canarias antes de la conquista europea (siglo XV) eran también de esta etnia.

harca.– El DRAE la define como una partida –un grupo de gente armada- de rebeldes marroquíes, si bien durante las llamadas “guerras de África” servía también para denominar a grupos de fusileros marroquíes al servicio de España bajo el mando de un oficial español.

baraca o baraka.- En Marruecos se emplea para designar una bendición, una gracia especial divina. Se utiliza en español y en francés con el significado de ‘suerte providencial’. En general, se dice que alguien “tiene baraka” cuando ha superado favorablemente una situación muy peligrosa.

garrafa.- Vasija esférica, que remata en un cuello largo y estrecho y sirve para enfriar bebidas. Esta palabra viajó primero al portugués, desde donde probablemente llegó luego al español. La expresión de garrafa o de garrafón hace referencia a las bebidas alcohólicas que se distribuyen a granel y son de mala calidad.

fililí.- Tela muy ligera de lana y seda que se hacía en una zona de Marruecos llamada Tafilalt o Tafilete. Se usa también para designar, coloquialmente, a la delicadeza, sutileza o primor de alguna cosa. Y en Andalucía, esta palabra sirve para referirse a una persona débil, flaca. También existe la forma filelí.

 

El dicho de hoy

“No hay moros en la costa”

Expresión con la que se indica que no hay peligro, problemas o alguna persona indeseable en algún lugar. La frase se utilizaba para advertir desde las atalayas a los barcos y a los habitantes del litoral, especialmente en la zona cercana al estrecho de Gibraltar, de la ausencia en ese momento de piratas berberiscos (bereberes) en la zona.

 

El reto de la semana 

¿En qué mismo lugar nos podemos encontrar tanto si viajamos a Marruecos como si vamos a visitar al presidente de los Estados Unidos?