Aprendió hace algún tiempo el paseante -¡gracias, Concha!- que no debemos intentar acabar con nuestro lado oscuro, sino que hay que negociar con él –al fin y al cabo es parte de nosotros- para que se limite a ocupar el lugar estrictamente necesario. Mas también sabe que cuando las sombras se extienden por el interior de uno como ejércitos de orcos, quedarse paralizado es un auténtico suicidio lento y que, ahora sí, es momento de despejar la duda hamletiana, tomar las armas contra el piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas –y, ¡gracias, Almu, por ayudarme a ser consciente de ello!-.
En estas cuitas se hallaba el paseante en días pasados –o debería mejor decir que aún se encuentra en ellas, pues esta es una campaña con sus avances y sus retrocesos, en absoluto una guerra relámpago-, intentando no resbalar al fondo del pozo, peleando por no dejarse arrastrar a ese sueño con el que el propio príncipe danés pensaba que damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne.
Y hablando de combates, contiendas o lides, nada más natural que el paseo de esta semana nos haya llevado hasta el terreno de la milicia. Así, pasearemos por cinco vocablos que dan nombre a soldados o grupos de ellos y que han pasado ya a ser miembros de pleno derecho de nuestro idioma
bardariota.- Del griego bizantino bardariṓtēs ‘habitante de la zona del río Vardar’, por provenir de allí estos soldados. Miembro de la guardia personal de los emperadores bizantinos, que guardaban también las personas de los príncipes de la familia. Guardaban las puertas del palacio y, en el ejército, hacían guardia al norte de la tienda del emperador. Iban armados con bastones para evitar que la gente se acercara demasiado al emperador. Llevaban también en su cintura un látigo para azotar a quienes hubieran sido condenados a esa pena. Vestían de rojo, con gorro persa llamado augurot. Algunos autores aseguran que su comandante era denominado primivergius. Curiosamente, el DRAE utilizó la forma bardiota desde la incorporación del término en 1884 hasta la edición de 1992, aunque ya en el diccionario de Terreros y Pando -1786- aparecía bardariota.
zuavo.- Derivado del francés zouave, que lo tomó del árabe magrebí zwāwī, gentilicio de Zwāwa, nombre de una confederación de cabilas o tribus bereberes de la región argelina de Djurdjura, donde eran tradicionalmente reclutados estos soldados. Soldado argelino perteneciente a un cuerpo de infantería ligera del ejército francés. También se denominó así al soldado de un cuerpo de infantería con base en África, compuesto enteramente por franceses, a partir de la creación en 1842 de los regimientos de tiradores indígenas, que mantuvieron el uniforme de los zuavos, caracterizado por unos pantalones bombachos rojos y un gorro tipo fez con borla dorada. Ejércitos de otros países crearon unidades similares. Tal vez la más curiosa la constituyan los zuavos pontificios, creados en el pontificado de Pío IX para defender los Estados Pontificios frente al proceso de unificación de Italia.
miquelete.- O también miguelete. A pesar de que los historiadores hablan de diversas posibilidades sobre el origen del término, el DRAE lo considera un nombre eponímico, pues lo deriva directamente del nombre, de Miquelot de Prats, o Prades, supuestamente bandido y guerrillero catalán, capitán del duque de Valentinois y Romaña, César Borja, durante las guerras del reino de Nápoles, y cuyos soldados serían conocidos por el diminutivo del nombre de su comandante. Casi un siglo y medio más tarde, durante la Guerra de los Segadores, las autoridades catalanas crearon un cuerpo irregular de tropas de refuerzo, fusileros de montaña, que recibieron ese nombre. A pesar de que el Diccionario académico hace referencia también a miguelete como miembro de una milicia foral guipuzcoana, ambos cuerpos no tenían nada que ver entre sí a pesar de llevar el mismo nombre.
cipayo.- Nativo de la India que en los siglos XVIII y XIX era reclutado al servicio de los ejércitos coloniales de Gran Bretaña, Portugal o Francia. Probablemente derivado del portugués sipay, y este del persa sepāhi ‘soldado’, ‘jinete’. El vocablo se popularizó en Europa por la rebelión desencadenada por esta tropa en 1857 contra la Compañía Británica de las Indias Orientales. Como también nos recuerda Corominas, el término se aplicó a una tropa española durante la guerra civil de 1872-76 –tercera Guerra Carlista-. Modernamente se utiliza, en sentido figurado y con carácter despectivo a quien se pone a las órdenes de otro de manera servil y el propio DRAE recoge una segunda acepción como ‘secuaz a sueldo’. El mismo origen etimológico en sepāhi tiene el nombre de otro tipo de soldado de caballería: espay o espahí, si bien en este caso llegó al español desde el francés spahi, previo paso por el turco sipahi.
jenízaro o genízaro.- La más polisémica de las voces de nuestro paseo de hoy. Aunque la grafía con jota es más usual hoy, no se incorporó al DRAE hasta 1914, mientras que la otra forma aparece ya en el Diccionario de autoridades -1734-. Su primera acepción hoy es la de soldado de una tropa de infantería turca, especialmente de la Guardia Imperial. Proviene del italiano giannizzero y este del turco yeni çeri ‘tropas nuevas. Sin embargo, este significado no llegó al Diccionario académico hasta 1803. Antes aparecían los sentidos de ‘hijo de padres de diversa nación’ y ‘mezclado de dos diversas especies de cosas’. Hoy encontramos, además, que hace referencia a un miembro de la policía en México y, en la América colonial, al hijo de cambujo –nacido de padres de distintas razas- y china –nacida de indio y zamba, o de zambo e india- o viceversa.
El dicho de hoy
“Triunfan aquellos que saben cuándo luchar y cuándo no”
Sun Tzu
El reto de la semana
¿Qué hipocorístico muy común podríamos habernos encontrado en nuestro paseo de hoy, puesto que también da nombre a un tipo de combatiente?
(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)
Imagen: De Poirson, V. A. – http://en.wikipedia.org/wiki/Image:Zouave1888.jpg,
Pingback: Paseando por ‘Las calles siniestras’ con Pío Baroja | depaseoporeldiccionario