Un partido en el Sardinero, uno de los estadios clásicos del fútbol español, entre Unionistas de Salamanca y el Racing de Santander sirvió al paseante para trasladarse, siquiera por unas horas, a uno de sus lugares favoritos: Cantabria.
La tierra ―la tierruca, dirían por allí―, donde tuvo el honor, pues tal fue, de conocer a Eduardo Pardo de Santayana; en la que siguen cautivándole los atardeceres con Carmen; por la que ha paseado a la sombra del Capricho en Comillas; donde comparte abrazos, risas y comidas con Ángela… El lugar, en definitiva, al que le gusta regresar cada vez que tiene ocasión.
Un territorio de topografía muy variada y que tradicionalmente ha sido difícil acotar en su vertiente administrativa. Buena muestra de ello la encontramos en el objeto de estos paseos, el Diccionario de la lengua española, que ha empleado históricamente muy diversas denominaciones para referirse al ámbito geográfico de las palabras originarias de allí: Montañas de Burgos; Asturias de Santillana; Costas del mar Cantábrico; (la) Montaña; Santander; Cantabria… y así hasta más de quince.
Algunos de esos términos a que aludíamos se han generalizado ya en nuestra lengua, como parrocha o bígaro, pero muchos otros siguen apareciendo en la obra académica con la marca lexicográfica de Cantabria.
Pasearemos hoy, saboreando aún esa última visita y esperando ya la siguiente, por cinco de estas últimas, palabras propias de aquellos lares que en esta ocasión irán acompañadas de sendas apariciones en las obras de escritores cántabros.
pindio.- Adjetivo que se predica de lo que es muy pendiente, inclinado o con mucho declive. Se emplea también en zonas de Castilla y de León.
Tal vez la única palabra en castellano con rima consonante o perfecta con indio, es una recién llegada al Diccionario de la lengua española, al que se incorporó en su última edición, en 2014. Su inclusión fue obra del académico correspondiente en Cantabria Adolfo López Vaqué.
El DLE señala que quizá tenga el mismo origen que pino ―muy pendiente o derecho―, influido por el latino pendēre ‘pender’. Pino, a su vez, procede del también latino pinus.
Se ha documentado también con otras formas: pandiu, pendio, pindiu, péndiu…
«Crujieron los peldaños pindios y estrechos y tembló el deleznable barandial».
El sol de los muertos. Manuel Llano.
ronzuella.- Arrendajo o rendajo, ave parecida al cuervo, pero más pequeña, capaz de imitar el canto de otras aves.
Procede de ronce ―coloquialmente, una manifestación de cariño o halago a alguien para conseguir un fin―, por el engaño de que se vale para destruir los nidos de otras aves.
Arrendajo, a su vez, lo hace de arrendar ―remedar la voz o las acciones de alguien―, que viene de arremedar, otra forma de decir remedar ―imitar algo―.
En la edición de 2001 el DLE incorporó las formas roncella y ronzuela.
Otras denominaciones de este pájaro en Cantabria son berrona, gayo o jayo, pigazo y rendaja.
«―Eso quisieras, pa luego arramplalos y quedarmos sin denguno… ¿De qué son los níos que tú sabes?
―Uno de ronzuella, otro de tocinero, dos de miruella, uno de raitín y otro de calándriga».
Escenas montañesas. Hermilio Alcalde del Río.
asubiar.- Ponerse a cubierto de la lluvia. Está presente ya en el Diccionario de autoridades (1770), lo que la convierte en una de las voces propias de Cantabria más longevas en el lexicón académico.
En lo que respecta a su etimología la RAE se inclinó en un principio por los latinos ad ‘a, hacia’ y subīre ‘acercarse a un lugar alto desde abajo; más tarde optó por la preposición a y el latino sub obviāre ‘ guarecerse’, para decantarse finalmente por la preposición so y el antiguo uviar ‘llegar’.
El lugar en el que uno se refugia de la lluvia es el asubiadero.
En la zona de Cabuérniga se emplea la forma asullar y en otras partes de la provincia son comunes variantes como asubijarse, asuyarse, atubiarse y asudarse, así como ponerse a subio.
«El espolique me sacaba, como siempre, una buena delantera; y cuando llegué a lo alto, encontréle esperándome, sombrero en mano, en el vestíbulo o asubiadero de un santuario que hay allí».
Peñas arriba. José María de Pereda.
pejino.- Persona de humilde condición social de la ciudad española de Santander o de poblaciones costeras de la provincia de Cantabria.
También se llama así a su lenguaje peculiar, del que se ha dicho que se caracteriza por cantar la frase en escala ascendente con una rápida cadencia final.
Fuera de las páginas del diccionario encontramos que se emplea además como gentilicio de los naturales tanto de San Vicente de la Barquera como de Laredo, dos de las principales localidades marineras cántabras.
La palabra procede de peje, pez. El etnógrafo Adriano García-Lomas, autor de varias obras sobre el léxico de aquellas tierras, aventuraba que tal vez de su segunda acepción: sagaz
El DLE recoge también, desde 1884, la forma pejín, aunque, misterios de la Academia, no apareció en las ediciones de 1970 y 1984.
«Hablaban el pejino, es decir, con el tonillo acentuado característico del pueblo bajo de Santander».
Tipos y paisajes. José María de Pereda
jándalo.- Según el diccionario en Cantabria es la persona que ha emigrado a Andalucía y regresa posteriormente.
Personaje, al igual que el indiano, característico de la literatura costumbrista montañesa, muchos de ellos ejercían el comercio, generalmente en las conocidas como tiendas de montañés. Al retornar volvían con la pronunciación y hábitos de aquella región del sur de España.
Desde que el DLE incluyó esta acepción provincial ―anteriormente ya ofrecía la de «persona andaluza, por su pronunciación gutural»― había mantenido que su origen estaba en una pronunciación burlesca de, precisamente, andaluz. Sin embargo, en la última edición asegura que deriva de vándalo, pronunciado con una aspiración burlesca. Quién sabe si por dar por buena la teoría de que Al-Ándalus deriva de Vandalucía o de Vandalicea regio ‘tierra de vándalos’.
«Recién llegado de Andalucía, después de algunos años de ausencia, era Fidel un jándalo de alto copete sin dejar de ser un rústico norteño».
La ronda de los galanes. Concha Espina
El dicho de hoy
«Si naciste en la Montaña, diz: jorcinas, jucha y engarra”.
El reto de la semana
¿Con qué tapa, cuyo nombre forma una de las que por aquí denominamos falsas parejas (aquellas en las que la palabra que termina en a no es el femenino de la que lo hace en o y viceversa, como, por ejemplo, caballo-caballa) nos podemos regalar tras el paseo de hoy acompañada por un vino cosechero?
(La respuesta, como siempre, en la página ΄Los retos΄)
Crédito de la imagen: De Oren neu dag (talk) – self made El código fuente de esta imagen SVG es válido. Esta imagen vectorial fue creada con Inkscape, y luego editada manualmente., CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8002406
Pingback: Un paseo por Cantabria | 📷 Shooting Life ❤️