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caliqueño, comalia, draconiana, esmoquin, marqués de Comillas, morriña, paraninfo
En su reciente estancia por tierras cántabras tuvo el paseante ocasión no de confraternizar con la nobleza, como parece desprenderse del título de este paseo, pero sí de sumergirse, siquiera fuera por un rato, en la vida de los dos primeros marqueses de Comillas: Antonio López, a quien Alfonso XII concedió el título en 1878 y la dignidad de Grande de España en 1881, y su hijo Claudio, hombre sumamente religioso que incluso cuenta con expediente de beatificación abierto en el Vaticano.
Y lo hizo de una manera especialmente grata para él: paseando por las páginas de un libro, Tabaco. El imperio de los marqueses de Comillas, obra del periodista catalán Ramón Vilaró, que ofrece un fresco que permite comprender parte del trasfondo de la historia de España en el periodo que desembocaría en la pérdida de las colonias ultramarinas y conocer un poco mejor a quien, tras conocer su fallecimiento, el mismo monarca -que pasaría dos veranos en la villa cántabra invitado por el magnate- calificó como uno de los hombres que más grandes servicios había prestado a España.
Encenderemos hoy un buen puro filipino, seguramente alguno de los herederos de la Flor de la Isabela, para pasear entre las volutas de su humo por cinco palabras recolectadas en una novela que ha sido un auténtico lujo poder leer en el lugar donde todo empezó y donde la impronta dejada por el primer marqués permanece tan viva.
paraninfo.- Salón de actos en una universidad, en el que se celebran los actos más solemnes. También se llamaba así a quien proclamaba el inicio del curso universitario, alentando al estudio con alguna oración retórica. En un principio esta palabra designaba al padrino de una boda y, por extensión, a quien anuncia una felicidad. Estos dos significados continúan apareciendo en el DLE, si bien con la marca ‘poco usado’. El Diccionario Enciclopédico Gaspar y Roig (1855) aseguraba que en la antigüedad, en las bodas de los antiguos griegos era una especie de ministro que presidía la ceremonia y organizaba el festín; en Roma se daba este nombre a cada uno de los tres mancebos que conducían a la novia a casa de su esposo y entre los hebreos era el amigo íntimo del esposo que hacía los honores y acompañaba a la desposada a casa de aquel. Del latín tardío paranimphus ‘padrino de bodas’, procedente del griego paránymphos, compuesto por para- ‘junto a’ y nýmphē ‘novia’, ‘mujer joven’, ‘divinidad de las fuentes’.
esmoquin.- Prenda masculina de etiqueta, a modo de chaqueta sin faldones. Asociado más a celebraciones que a actos formales, es traje de noche que se lleva tanto en lugares cerrados como en espacios abiertos. El más usual es de color negro, aunque puede asimismo encontrarse en azul oscuro, granate o blanco. Fue vestido por vez primera por el príncipe de Gales, posteriormente rey Eduardo VII, en la localidad inglesa de Cowes. En España no admite condecoraciones, aunque sí en otros países. Se incorporó al DLE en su edición de 1970, y según el Diccionario panhispánico de dudas es adaptación a nuestro idioma de la voz inglesa smoking, adoptada por los franceses para nombrar este tipo de traje, cuya chaqueta se parece a la smoking jacket ‘chaqueta de fumar’ que se ponían los ingleses para no impregnar su ropa con el olor del humo. Curiosamente en los países anglosajones no recibe este nombre y es conocido como dinner jacket ‘chaqueta para cenar’, black tie ‘corbata negra’ o tuxedo -en los Estados Unidos-.
draconiana.- Una ley, una medida, una condición para acceder a algo que resulta excesivamente severa. Su epónimo es Dracón, responsable del primer código legal escrito de Atenas (621 a. C.), en el que prácticamente todos los delitos, desde la vagancia hasta el asesinato, eran castigados con la pena capital. Preguntado por el motivo de esa extrema dureza, habría respondido que las infracciones más leves eran merecedoras de ello y que no se le ocurría un castigo mayor para las más graves. Sus leyes fueron reformadas años más tarde por Solón, quien a su vez dio lugar también a otra palabra, en este caso en inglés: solon, que el diccionario Merriam-Webster define como ‘legislador sabio y hábil’ o ‘miembro de un cuerpo legislativo’. Volviendo al español, como Draconianos fueron conocidos los miembros de una de las facciones que se enfrentaron en la guerra civil colombiana de 1854. Firmes defensores del proteccionismo, estaban enfrentados a los Gólgotas, valedores del libre comercio.
morriña.- Del gallegoportugués morrinha, su acepción más conocida es la de sentimiento y estado de ánimo melancólico, triste, incluso un poco depresivo, en particular el causado por la nostalgia de la tierra natal o de los seres o lugares queridos. El DLE recoge también que es otro nombre de la comalia, una enfermedad que afecta al ganado, caracterizada por un derrame o acumulación anormal de líquido seroso. Fuera del diccionario académico encontramos que morriña es además un tipo de llovizna -semejante al orvallo-; una capa de suciedad que se forma sobre algo debido a la falta de higiene; que en la zona del Bierzo se denomina así a la carne salada de cerdo, muerto en malas condiciones o sacrificado en el verano, y que no se puede conservar; que, según el Diccionario Enciclopédico UTEHA (1953) es otra enfermedad, de las plantas en este caso; que en Puerto Rico designa la rabia producto de los celos o la envidia y en Panamá se llama así al cuerpo de un animal muerto y en estado de descomposición.
caliqueño.- Un tipo de cigarro puro de no mucha calidad, tradicionalmente realizado de forma artesanal. De fuerte aroma , su aspecto es irregular y resulta rugoso al tacto. Muy típico del Levante español, su origen se encontraría en los soldados valencianos y catalanes que al regreso de la guerra de Cuba, a finales del siglo XIX, volvieron con el conocimiento para cultivar y hacer labores de tabaco. Durante muchos años se elaboraron de forma clandestina, comercializándose de contrabando como forma de obtener ingresos extra. Existen dos versiones sobre el origen del término: una apunta a que procede de cala pequeña ‘calada pequeña’ -y de hecho la forma caliquenya fue la original en catalán-, mientras que la otra aventura que podría ser gentilicio de Cali, ciudad tabaquera de Colombia de donde tal vez se importaran. También era conocido como cigarro de calé y en este caso el nombre provendría del caló caló ‘oscuro, negro’, en referencia a la moneda de cobre de un cuarto, que habría sido su precio inicial.
La cita de hoy
“Cuando murió convinieron todos los elogios en que su instinto de orientación en el complicado panorama de los negocios era el más extraordinario de nuestro siglo XIX”.
Nemesio González Caminero
El reto de la semana
¿Con qué juego de cartas, al que el marqués jugaba habitualmente y que nos lleva a pensar también en un conjunto de asientos y a una joya, podríamos entretenernos hoy tras nuestro paseo?
(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)
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