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Volvía el paseante a contemplar la Alhambra, esta vez cenando en magnífica compañía en un mirador próximo, y si hace dos semanas recordó la diáspora judía, ahora le vino a la mente la expulsión de los moriscos, fin de la presencia musulmana en España.

Yéndose de nuevo por los cerros del diccionario, le dio también por pensar no solo en la impronta que el árabe dejó en nuestra lengua –en torno a las 10.000 palabras-, sino que además, su larga presencia en la península permitió la aparición de un ‘árabe hispánico’, en el que evolucionaron palabras del clásico antes de incorporarse al castellano.

Recorreremos en esta ocasión la Carrera del Darro, considerada como una de las calles más hermosas del mundo, para, sin perder de vista el ‘palacio rojo’, pasear por cinco de esos términos que terminaron de madurar en nuestra tierra antes de alcanzar la sazón.

albendera.-. La mujer que hacía albendas, colgaduras de lienzo blanco utilizadas antiguamente, con adornos cuyas labores mostraban figuras de animales y florales. Del árabe hispánico albánd, este del árabe clásico band y este a su vez del persa band. Una segunda acepción la define como una mujer ociosa, callejera, o poco aplicada a trabajar.

mazarí.-  Procede del árabe hispánico maṣrí y este del árabe clásico miṣrī ‘egipcio’, gentilicio de miṣr ‘Egipto’. Si bien actualmente el DRAE lo define como una baldosa, un ladrillo, etc., cuadrados, es decir, cerrados por cuatro líneas rectas iguales que forman otros tantos ángulos rectos, hasta 1852 lo consideró un sinónimo de ladrillo.

orozuz.- Planta herbácea, también denominada regaliz, de flores pequeñas y azuladas, con tallos leñosos de aproximadamente un metro de altura. El dulce jugo de sus rizomas –largos y cilíndricos- se emplea como pectoral y emoliente. Deriva del árabe hispánico urúq sús ‘raíces de regaliz’ o írq sús, que lo hace del árabe clásico irq [s]sús.

japuta.- Otra de esas palabras que no significan lo que nos parece a primera vista. Del árabe hispánico *šabbúṭa, este del árabe clásico šab[b]ŭṭ, y este del arameo šabbūṭā, que algún autor traduce como ‘pez del Nilo’. Es un pez teleósteo de color plomizo que vive en el Mediterráneo, de carne apreciada. Es también otro nombre de la palometa.

alcamonías.- Otro plurale tantum. Nombre genérico aplicado a las semillas empleadas como condimento: anís, cominos, cilantro o alcaravea. Se usaba además coloquialmente como sinónimo de alcahueterías. Del árabe hispánico kamuníyya, este del árabe clásico kammūniyyah ‘electuario de cominos’, y este del griego kýminon ‘comino’. El DRAE incluye también la forma alcomenías, que ya recogía Covarrubias.

 

La cita de hoy

“El imperio musulmán en España fue casi una planta exótica que no echó raíces en el suelo que embellecía”.

Washington Irving

 

El reto de la semana

¿Con qué venenoso animal –tanto en sentido literal como figurado- no nos habría gustado toparnos en el paseo de hoy, aunque habría podido perfectamente acompañarnos a lo largo de él?