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Hace unos años, un concurso de Radio Nacional de España pedía identificar cuál era la palabra intrusa entre una serie de ellas terminadas en –logía. No las recuerdo exactamente, pero todas, salvo una, hacían referencia a estudios, a ciencias. Eran del estilo de ‘biología’, ‘zoología’ o ‘mineralogía’. El truco consistía en que la impostora “sonaba” como el resto, lo que dificultaba su identificación.

La palabra que no encajaba era… ¡anfibología!, que, como ya sabemos por el paseo anterior, no significa precisamente el estudio o la ciencia que trata de los anfibios, aunque esa sea la primera impresión que podamos tener.

El paseo de esta semana discurre por cinco palabras cuyo significado tampoco guarda relación con lo primero que nos viene a la cabeza al leerlas.

gnomon.- Es el indicador de las horas en los relojes solares más comunes. En otras palabras: es la varilla cuya sombra se proyecta en la escala graduada del cuadrante del propio reloj. También se denominaba así a un antiguo instrumento de astronomía con el cual se determinaba la altura del sol.

putativo.- Adjetivo que califica a quien es reconocido públicamente como padre, hermano, etc., de alguien, no siéndolo en realidad. Proviene del término latino putativus ‘que se calcula’. Según una versión muy extendida, el hipocorístico ‘Pepe’ se formó con las iniciales de pater putativus, aplicadas a san José.

belenofobia.- Es el miedo a las agujas y a los alfileres, especialmente a las agujas de las inyecciones. Esta es la definición que nos ofrece la Fundación del Español Urgente –la institución que, asesorada por la RAE, impulsa el buen uso del español en los medios de comunicación-, si bien el término no figura en los principales diccionarios.

bombástico.- Si se aplica al lenguaje, significa hinchado, pomposo, grandilocuente, sobre todo cuando la ocasión no lo justifica; si se afirma de una persona, es que habla o escribe de ese modo. Procede del inglés bombastic – de bombast ‘algodón de enguatar, rellenar’- como imagen de esa “hinchazón” del lenguaje.

guarrilla.- Es un regionalismo –vocablo peculiar de un territorio determinado- alavés que designa a una especie de águila pequeña. A un ave rapaz en realidad, pues, según se consulte uno u otro diccionario, nos remitirán al buharro, a la grajilla, al águila ratonera o al gavilán.

La frase de hoy 

“Las apariencias engañan”

El aspecto de personas y cosas contribuye a hacernos una opinión, por lo general equivocada si no nos fijamos en el fondo de las mismas, por lo que debemos ser cautos y no  juzgar  sólo por la apariencia. También se utiliza la variante “No hay que fiarse de las apariencias”.

 

El reto de la semana 

¿De qué animal tomaría en realidad su nombre el archipiélago afortunado?