Etiquetas

, , , , , , , , , ,

 

Es el paseante un firme convencido de que hay en la vida momentos en los que ni siquiera los más escépticos pueden negar que la magia es mucho más que una fantasmagoría y se materializa más allá de nuestro pensamiento. Y ha tenido recientemente -en compañía, además, de quien logró hacer aún más intenso el hechizo- la afortunada oportunidad de encontrarse inmerso en uno de ellos: el recital poético que brindó Sheila Blanco en el Museo Casa Lis de Salamanca. Un concierto en el que, para ser escrupulosos con lo realmente ocurrido, los allí presentes no pasearon en realidad con la artista, sino con las voces de varias poetas de la Generación del 27 a las que ella, transmutada en médium, guio hasta dentro de ellos.

Un octeto de mujeres de orígenes y peripecias vitales muy diversas -sumergiéndonos en sus biografías encontramos quien fuera discípula de Juan Ramón Jiménez y quien fuera musa de Antonio Machado; la que se convertiría en la primera mujer en ingresar en la Real Academia Española y aquella que desapareció sin dejar rastro con sus problemas mentales a cuestas; la casada en contra de su voluntad y la que lo hizo con otro compañero de generación; la forzada al exilio y la que lo sufrió sin abandonar España…- que comparten, sin embargo, el sinsabor de haber visto su obra, y en muchos casos su propia vida, preterida por su propia condición femenina.

Pasearemos hoy por cinco palabras -las herramientas, al fin y al cabo, de nuestras protagonistas- escuchadas ese atardecer junto al Tormes en la voz de quien, a medida que iba conociendo sus historias, decidió volcar la rabia que le producía esa injusta postergación en vindicar su figura, sus poesías, a través de la música. Y como el objetivo último no es otro que ayudar a descorrer cada vez más ese velo del olvido será de justicia que figuren aquí, negro sobre blanco, los nombres de estas autoras: Josefina Romo Arregui; Concha Méndez; Margarita Ferreras; Elisabeth Mulder; Dolores Catarineu; Pilar de Valderrama; Carmen Conde y Ernestina de Champourcin.

granada.- Del latín [malum] granatum ‘manzana, fruta granulada’, en última instancia de granum ‘grano’. Es el fruto del granado -árbol que recibe su nombre de ella-. Tiene forma de globo y una cáscara amarillenta que envuelve numerosos granos muy jugosos de color rojo. Por similitud, también se denomina así a un proyectil metálico hueco que se dispara con una pieza de artillería e, históricamente, a una bola -que podía ser de hierro, bronce, vidrio o cartón-, rellena de pólvora, con una espoleta, que portaban los granaderos para arrojarla encendida al enemigo. Este artefacto evolucionó hacia el que hoy se conoce como granada de mano. Los Reyes Católicos incorporaron el fruto a su escudo como símbolo del reino nazarí homónimo, el último en ser conquistado -1492- a los musulmanes. Esa inclusión heráldica quedaría reflejada en el diccionario, pues su presencia en el blasón de los monarcas dio nombre al excelente de la granada, moneda de oro de gran calidad acuñada a partir de 1497 y que supuso la innovación de abandonar el patrón oro de origen musulmán imperante hasta entonces y sustituirlo por el sistema de medidas del ducado veneciano.

carbunclo.- Aunque también se denomina así al carbunco, una enfermedad del ganado transmisible al ser humano -en el que se denomina ántrax maligno- y al cocuyo, un insecto de la América tropical, su primera acepción, que remite a la forma carbúnculo, es la de rubí, la piedra preciosa de color rojo y brillo intenso. Ese fulgor se encuentra en el origen de su nombre, que deriva del latín carbuncŭlus ‘carboncillo’. Ese mismo es el motivo por el que los poetas lo hayan empleado para referirse en sentido figurado a estrellas, ojos vivos, faroles… Sin salirnos del campo literario, resulta curioso que a pesar de su característico color rojo encontremos en la obra del Marqués de Santillana (1398-1458) Comedieta de Ponza el verso «de verde carbunclo al medio esmaltada» o que Arthur Conan Doyle (1859-1930) titulara El carbunclo azul una de las aventuras de Sherlock Holmes. Claro que, si nos adentramos en el terreno de las leyendas, encontramos que en la antigüedad se creía en la existencia de un animal fabuloso en cuya cabeza crecía esta piedra, piedra que en otras culturas se aparecía refulgente de noche y guiada por ánimas a los viajeros para indicarles la localización de un tesoro.

guadaña.- Instrumento para segar a ras de tierra que se maneja con las dos manos y está constituido por una cuchilla larga y  curvilínea unida por su lado más ancho a un mango también largo. Iconográficamente se emplea como atributo de las alegorías de la muerte y, como ocurre en general con las armas curvas, simbólicamente es lunar y femenina. Es vocablo que ha sufrido un azaroso viaje por el Diccionario académico a la hora de constatar su origen etimológico: si Autoridades (1734) citaba a Covarrubias (1611) para atribuirlo al italiano guadagno «que significa ganancia, por la que acarrea ordinariamente a los que se sirven de este instrumento», en sucesivas ediciones encontraremos como posibilidad el árabe cotád ‘instrumento cortante’ (1884), el también árabe cobdán ‘garfios’ (1899) o el gótico *waithaujan (1984). Entre medias, en 1914 lo consideraba derivado de guadañar ‘segar el heno o hierba utilizando la guadaña’, que procedería a su vez del germánico waidanyan. Tras la edición de 1992, en la que se admití que era de etimología discutida, la de 2001 sienta la que se sigue recogiendo hasta nuestros días: del germánico *waith-, a su vez acaso del gótico *waithô ‘prado, pastizal’.

gitana.- Mujer que pertenece a un pueblo originario de la India, hoy día extendido por numerosos países, que mantiene en parte su carácter nómada y sus costumbres y tradiciones culturales. Esta voz es una buena muestra de cómo los diccionarios recogen el uso que se hace de la lengua y no el que debería, teóricamente, ser el correcto, pues el DLE incluye entre las acepciones de gitano la de trapacero -es decir, alguien que engaña, que estafa-, concepción producto de la secular discriminación que este pueblo ha sufrido y que encuentra su reflejo en el idioma, si bien la RAE incluyó en octubre de 2015 una nota de uso advirtiendo de su carácter ofensivo o discriminatorio. Gitana se emplea también en sentido figurado para referirse a quien tiene arte y gracia para ganarse las voluntades de otros, si bien en este caso tiene un carácter elogioso.  Por otra parte, si nos ceñimos al ámbito lingüístico que inspira estos paseos encontramos que el Diccionario académico alberga decenas de palabras que tienen su origen en el caló -la variedad hablada en España, Portugal y Francia del romaní, la lengua gitana-, como burel, chori o jindama, por las que ya paseamos en su día.

café.- Del italiano caffe, idioma al que llegó desde el turco kahve, y este del árabe clásico qahwah, nombre que se aplicaba al café y al vino. Semilla del cafeto -árbol a veces también llamado así-, se denomina así por extensión a la bebida que se hace con ella tras tostarla, a un vaso o taza de esa bebida, y a nombre también al establecimiento en que esta se despacha y consume, que si además ofrece pequeñas obras escénicas se convierte en un café teatro;  en café cantante si se interpretan canciones de carácter frívolo o en café concierto si tiene música en vivo, mientras que en Chile se denomina popularmente café con paquete a uno atendido por jóvenes semidesnudos. En algunos países americanos café es también una reprimenda áspera. Esta palabra forma parte de diversas locuciones, como «café para todos», con la que se indica que un grupo de personas recibe el mismo trato, sin hacer diferencias; «estar de mal café», es decir, de mal humor, o «ser de café con leche», empleada en Cuba para referirse a una persona vulgar, a alguien del montón.

 

La cita de hoy

«Si derribas el muro

de todas las mentiras

¡qué jubilo de amor

abierto sobre el mundo!

¡Qué horizonte sin nubes

en la cumbre del cielo!». 

Ernestina de Champourcin

El reto de la semana

¿Qué flor habría sido de lo más natural encontrarnos en nuestro paseo de hoy??

(La respuesta, como siempre, en la página ‘Los retos’)