Etiquetas

, , , , , ,

usa-2016

Además del Tenorio, noviembre nos trae también –en este caso cada cuatro años, el primer martes posterior a su primer lunes- la elección del presidente de los Estados Unidos, un puesto que, a nadie se le escapa, conlleva el inmenso poder de tomar decisiones que, para bien o para mal, afectan a millones de personas en todo el mundo. Un cargo cuya acción extiende sus efectos mucho más allá de la mera duración del mandato y cuyo titular extiende en ocasiones su legado hasta el mismo lenguaje, como ocurriera con Theodore Roosevelt, que dio nombre al popular muñeco conocido como teddy bear o Ronald Reagan, epónimo del término Reaganomics, en referencia a sus políticas económicas.

Si ya resulta, pues, de interés global el proceso, sin lugar a dudas el resultado de las quincuagésimas octavas elecciones presidenciales, que han convertido en el cuadragésimo quinto presidente estadounidense al empresario Donald Trump, pueden considerarse ciertamente históricas, y el mundo entero está a la expectativa de cómo regirá el país más poderoso de la Tierra un personaje, situado por voluntad propia al margen del sistema y de los consensos políticos que han caracterizado la proyección nacional e internacional de los EE. UU. al menos desde el fin de la II Guerra Mundial. Alguien cuyo discurso, mezcla de mentiras, xenofobia, nacionalismo, insultos… populista, en suma, resulta ciertamente atemorizador, por más que haya logrado el refrendo popular, si no en número de votos, sí en el de miembros del Colegio Electoral que son quienes, de manera escrupulosamente democrática, deciden en definitiva quién ocupa el Despacho Oval.

Pero como, al fin y al cabo, lo nuestro son paseos por ese jardín en el que hemos convenido en convertir al diccionario y confiando en la fortaleza de la propia democracia norteamericana, dedicaremos el nuestro de hoy a cinco palabras que podrían parecer acuñadas a partir de los nombres de algunos de los protagonistas de esta elección (el propio Trump; su esposa Melania; Hillary Clinton; el precandidato Bernie Sanders y el aspirante a vicepresidente Tim Kaine -o también el senador y ex candidato presidencial John McCain-), pero que figuran en el acervo de nuestra lengua mucho antes de que cualquiera de ellos hubiera nacido. Vamos allá, pues y, hoy más que nunca, God bless America!

estrumpido.- Estampido, estallido, ruido. Producto del cruce entre estruendo -del latín ex- ‘más allá’ y tonĭtrus ‘trueno’- y estampido –que procede del occitano estampida-, ambos designando cierto tipo de ruidos. El canónigo José de Lamano, en su obra El dialecto vulgar salmantino (1915) -que ya hemos citado en otras ocasiones y que ejerció gran influencia en la inclusión de varias decenas de salmantinismos en la edición de 1925 del DLE, año en el que precisamente incorporó tanto nuestro término como el propio verbo estrumpir– situaba el empleo de este vocablo en la comarca de la Sierra de Francia. Y en el libro de Miguel de Unamuno Por tierras de Portugal y España podemos encontrar que nos habla de una “alegría que estrumpe en foguetes y estampidos”.

melanina.- Se trata de un pigmento negro o pardo oscuro que se encuentra en el citoplasma de los melanocitos, un grupo de células especializadas que se localizan en la base de la epidermis y en folículo piloso. Es la causa de la especial coloración de la coroides –una membrana en el interior del ojo-, la piel o del pelo. Compuesto por el griego mélas, mélanos ‘negro’ y el sufijo –ina. Aunque en su Manual de anatomía patológica general (edición de 1905), quien posteriormente sería premio Nobel de Medicina, Santiago Ramón y Cajal escribía ya que “aparece bajo la forma de granos menudos de color café o amarillentos” esta voz no se incorporó al DLE hasta 1956, con la marca ‘Zoología’, que en la edición de 1970 pasó a ‘Fisiología’ y en la de 2001 a ‘Biología’, que es la que mantiene en la actualidad.

hilaridad.- Tomado del latín hilarĭtas ‘alegría, buen humor’, que por su parte deriva de hĭlăris ‘alegre’. Corominas, que documenta la palabra por vez primera en la edición de 1874 del Diccionario de Galicismos (1855) de Rafael María Baralt –quien, por cierto, desaprueba su uso, proponiendo el empleo de regocijo o risa– asegura que llegó a nuestra lengua por conducto del francés. Este nombre femenino hace referencia tanto a una expresión tranquila de alegría o satisfacción como a una risa o un ruido o griterío, generalmente nacidos de ella, usualmente en una reunión de personas, producidos por la excitación de lo que se ve y se oye en la misma. A su vez, el adjetivo hilarante se aplica a lo que inspira alegría o risa. El DLE recoge también gas hilarante como otro nombre del óxido nitroso, utilizado por sus propiedades anestésicas.

bernia.- Designa a una tela antigua de lana, basta y muy gruesa, de la que se hacían capas de varios colores, así como la capa misma hecha de ella. Palabra antigua en los tres romances hispánicos –castellano, catalán y portugués- a la que el DLE atribuye un origen incierto, señalando que tal vez proceda de Bernia o Hibernia el nombre latino clásico de Irlanda, donde se elaboraría. A pesar de no haber constancia de que se fabricaran en esa isla, que además nunca fue país industrial, Corominas apunta que abonaría esta tesis el hecho de que ya las leyes de 1511 citan bernias e irlandas juntamente como nombres de paños. A su vez, el Diccionario de autoridades señalaba que el propio Covarrubias escribió que este tipo de capa se llamó así  “de Hibérnia de donde vinieron las priméras” (sic). Moliner recoge también la forma bernio.

Caín.- De Caín, personaje bíblico. Hijo mayor de Adán y Eva, mató a su hermano Abel cuando Dios vio con desagrado su ofrenda y miró complacido la de este. En el DLE encontramos las expresiones alma de Caín, con el significado de persona cruel -tiene como sinónimo alma de Judas- y las de Caín, usada normalmente anteponiendo traer, llevar, venir con, como forma coloquial de referirse a las intenciones aviesas de alguien, así como la locución verbal, también de carácter coloquial pasar las de Caín, con el sentido de soportar grandes sufrimientos y apuros. El DLE recoge otras dos palabras derivadas de este personaje: cainismo, incorporada en la última edición, con el significado de actitud de odio hacia afines o allegados, y cainita, que es el sentimiento de rechazo a familiares o amigos o, dicho de una persona, que se deja llevar por la enemistad o el odio hacia estos.

La cita de hoy

“Puedes engañar a todoel mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.

Abraham Lincoln

 

El reto de la semana

Ya que hemos paseado por la melanina ¿qué otra palabra, también incluida en el DLE, pone en contacto a otros de los protagonistas de estas elecciones con el propio Trump?

 (La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)