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anonuevochino2017

Si en nuestro último paseo dábamos la bienvenida al occidental año 2017, en este se la brindaremos, como ya hiciéramos el año pasado con el Año del Mono, al Año Nuevo chino que se celebra el 28 de enero y que, dentro de la ronda de doce animales que componen su zodiaco, toca el turno en esta ocasión al gallo y, de entre los cinco elementos, los elementos, corresponde al de fuego.

Entre los símbolos de buena suerte para este signo se encuentran los números 5, 7 y 8; los colores marrón, oro y amarillo; el gladiolo y la cresta de gallo entre las plantas y las direcciones sur y sudeste. El Año Nuevo, que es también fiesta oficial en otros países asiáticos, como Filipinas, Corea del Sur o Indonesia entre otros, prolonga sus celebraciones -que incluyen reencuentros familiares, honrar la memoria de los antepasados o regalar a los más jóvenes sobres de color rojo conteniendo un número par de billetes, siempre y cuando no sean cuatro- hasta quince días después cuando, coincidiendo con la primera luna llena, se celebra el Festival de las Linternas.

Pasearemos hoy, recordando a algunos personajes que nacieron bajo este signo, como Benjamin Franklin o Rudyard Kipling, por cinco palabras relacionadas de diversas maneras con el nombre de este animal cuyo próximo año será 2029. ¡Feliz año del Gallo de Fuego!

alectoria.- Procedente del latín alectorĭa y este del griego aléktōr ‘gallo’. Es una piedra que suele encontrarse en el hígado de los gallos viejos y a la cual se atribuía en tiempos antiguos poderes mágicos, como ser la causa de que el león supuestamente temiera al gallo o hacer a alguien invencible en la batalla. Fray Vicente de Burgos apunta en su traducción (1494) del Libro de las propiedades de todas las cosas escrito en el siglo XIII por Bartholomaeus Anglicus que el griego Dioscórides atribuía a esta piedra las propiedades de reprimir la sed; incitar a la lujuria; hacer al hombre gracioso, constante, discreto, orador, tornando a los enemigos en amigos. Entre 1791 y 2001 el Diccionario académico albergó también el sinónimo empotría, del que ya en fecha tan temprana como 1803 predicaba su condición de ‘anticuado’.

gallarín.- Desde el Diccionario de autoridades (1734) y hasta la edición de 1791 se incluía también la forma galarín. La actual edición del DLE califica como desusado este sistema de contar doblando siempre el número en progresión geométrica -del que encontramos buen ejemplo en la leyenda de los granos de trigo y el tablero de ajedrez-. Deriva de gallo, en su acepción referida al juego de cartas llamado monte, si bien Corominas opina que no puede descartarse que proceda de gállara ‘agalla del roble o de pez’. A su vez, la locución verbal de carácter coloquial salir a alguien al gallarín algo significa resultar algo mal, con elevada pérdida o vergonzosamente. Encontramos un ejemplo de su uso en el capítulo LXVI de la segunda parte del Quijote, tras ser derrotado el hidalgo por el Caballero de la Blanca Luna, que no es otro que su vecino el bachiller Sansón Carrasco.

cucarda.- Vocablo que tiene tres acepciones. La primera, que llegó al DLE en 1791, hace referencia a una escarapela, en su sentido de distintivo o divisa, normalmente colocada en el sombrero como podemos leer en los Diarios de Jovellanos, en Pequeñeces del padre Coloma o en La Gaviota de Fernán Caballero, entre otros. Los otros dos significados, el de martillo usado por los canteros, con boca ancha y cubierta con puntas de diamante y el de pieza de adorno que se coloca a los lados de las frontaleras de la brida se incorporaron al Diccionario académico en la edición de 1925. A su vez, el Diccionario de americanismos recoge que es, en Perú y Bolivia, otro nombre del arbusto conocido como gallardete. Procede del francés cocarde ‘persona fatua, mentecata’, documentada ya en la primera mitad del siglo XIV y que a su vez deriva de coq ‘gallo.

farruco.- Del árabe andalusí farrúǧ, tomado del árabe clásico farrūğ ‘pollo, gallo joven’. Adjetivo coloquial para referirse a quien se comporta de manera arrogante, desafiante, insolente. También se utilizaba para referirse a un emigrante gallego o asturiano, regiones en las que Moliner asegura que era un hipocorístico de Francisco, que fue la primera acepción que incluyó el DLE. En el Diccionario de americanismos encontramos además que en Cuba se denomina así a una persona irritada, que está de mal humor, mientras que en Bolivia se predica despectivamente de alguien que se emborracha frecuentemente. En femenino es una variedad tradicional del flamenco -un palo– que se interpreta con aire de soleá, así como el baile que se ejecuta a su compás. Por su parte, el diccionario de Zerolo (1895) recogía farruca como una especie de chaqueta larga o levita corta que se utilizaba en Granada.

galio.- Elemento químico metálico, de número atómico 31 y peso atómico 69.72. Su símbolo es Ga. Es un metal blando, de color gris en estado líquido y plateado brillante al solidificar, escaso en la corteza terrestre, donde se encuentra en minerales de cinc y aluminio. Se emplea principalmente en la fabricación de semiconductores, así como también en termómetros para altas temperaturas; lámparas de arco; para ayudar a estabilizar el plutonio en las armas nucleares o en odontología. El nombre proviene del latín científico gallium y este del latín gallus ‘gallo’, traducción del apellido del químico francés Paul Émile Lecoq, quien lo descubrió en 1875. Sin embargo, el DLE mantuvo entre 1925, año en que recogió el término, y la edición de 2001 que se llamaba así por Galia, debido al hecho de haberse descubierto en Francia. Corominas mantenía también esta versión.

La cita de hoy

“Hay gente pa tó”

 Rafael el Gallo

 

El reto de la semana

¿Qué momento del día -o, con más propiedad, de la noche-, recogido, por supuesto, en el diccionario, habría sido el más apropiado para dar nuestro paseo de hoy?

 (La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)