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Por el placer de volver a verla es el título de una obra teatral de Michel Tremblay que el paseante recordó esta semana, cuando se acercó por sorpresa hasta la ciudad de su amiga Carmen, asidua a estos paseos, para celebrar allí el cumpleaños de ella.

Y por el mero placer de seguir disfrutando de las palabras, como reza el subtítulo del blog, es por lo que una y otra vez nos desplazamos por el diccionario. Y si bien es cierto que lo habitual es que haya un hilo conductor entre los términos visitados, esta vez no habrá otro que  la complacencia que producen en el ánimo de quien esto escribe.

Pasearemos en esta ocasión, salpicando además algunas referencias literarias, por cinco palabras cuya única conexión es la de lo mucho que le gustaron y cómo atraparon la atención del paseante la primera vez que se topó con ellas.

recancamusa.- Voz coloquial –que podemos encontrar en Cuento de cuentos de Quevedo- para referirse a algo empleado para encubrir un engaño. Hasta 1992 el DRAE la asociaba a cancamusa, término desusado que define a su vez como dicho o hecho con que se pretende desorientar a alguien para que no vea el engaño de que va a ser objeto.

albéitar.- Veterinario. Deriva del árabe hispánico albáyṭar, este del árabe clásico bayṭar o bayṭār, y este del griego hippíatros, compuesto de hippos ‘caballo’ y iatrós ‘médico’. Antiguamente el DRAE recogía también formas como albeytar o albeite. Baroja lo emplea en obras como El mundo es ansí o El escuadrón del “Brigante”.

almea.- Entre los orientales, mujer que improvisa versos y canta y danza en público. Del francés almée, este del árabe ālmeh ‘maestra de bailarinas o músicas’, y este del árabe clásico ālimah ‘entendida’, ‘mujer cultivada’. Zorrilla emplea esta palabra en varios de sus poemas, también con las formas almée y alméh –con tilde-.

conticinio.- Hora de la noche, en que todo permanece en silencio. Procedente del latín conticinĭum, y este a su vez de contĭcēre ’guardar silencio’. Pedro Salinas, en El defensor, lo considera un antídoto relativo contra los dos grandes males de la lectura: el ruido y la premura, pues sostiene que ‘los minutos corren más despacio por las noches’.

nefelibata.- Adjetivo, que se utiliza también como sustantivo, aplicado a quien es un soñador,  a una persona de la que se dice que anda por las nubes. El poeta nicaragüense Rubén Darío se consideraba a sí mismo como uno ‘contento’. Es formación culta del griego nephélē ‘nube’ y –bátēs ‘que anda’, y este derivado de baínein ‘andar’.

 

La cita de hoy

“Cada cual camina por donde le conduce su propio placer”

Lucrecio

El reto de la semana

Esta semana al paseante le gustaría pedir a quienes comparten estos paseos que le envíen  una palabra que les guste especialmente: por su significado, por su sonoridad, por los recuerdos que atesora… ¡Tal vez podamos pasear un día por ellas!