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Leía el paseante esta semana un artículo en el que se alertaba de cómo, a pesar de la ingente cantidad de datos que se genera hoy día, corremos el riesgo de que se pierdan en el futuro, al no poder leerlos debido la obsolescencia tecnológica.

En ese momento le vino a la cabeza la extinción de las lenguas, ya que de no existir un ‘lector’ de las mismas –como fuera en su momento la ‘piedra Rosetta’, que contempló en su paseo londinense– puede provocar la desaparición del patrimonio cultural de culturas enteras al no tener acceso a él una vez lo hacen sus últimos hablantes.

Pasearemos hoy por cinco palabras de nuestra lengua que han llegado a ella –en ocasiones tras un largo deambular- desde idiomas extintos de áreas geográficas muy distantes.

cacique.- Voz que el DRAE deriva del caribe y Corominas hace proceder del taíno, de la familia lingüística arahuaca. Su primera acepción es la de señor de vasallos en alguna provincia o pueblo de indios en América, pero también designa a quien en una colectividad ejerce un poder abusivo o excesiva influencia en asuntos políticos.

faraón.- Del latín Pharaoh, adonde llegó desde el griego y a este desde el hebreo par’oh, tomado del egipcio pr’’ ‘casa grande’, ‘palacio’. A partir de la XVIII dinastía era el nombre que se otorgaba al rey de Egipto. En castellano designa también a un juego de naipes, al representarse esa figura en las antiguas barajas.

trujamán.- Intérprete de lenguas y también persona experimentada que aconsejaba a otras en los negocios y mediaba en compras, ventas y cambios. Del árabe hispánico turğumán, este del árabe clásico turğumān ‘intérprete’, este del arameo rabínico tūrgmān[ā] y siriaco targmānā y estos del acadio targamānu[m] o turgamānu[m].

mantisa.- Término matemático para nombrar a la parte decimal de un logaritmo –número a que hay que elevar otro dado para que resulte un tercero, también conocido-, que sigue a su ‘característica’ o parte entera. Procedente del latín mantīsa ‘añadidura’, ‘ganancia’,  tomado del etrusco, lengua de la que solo se conservan inscripciones.

bergante.- Sinvergüenza, hombre capaz de cometer acciones faltas de escrúpulo u honradez. Celdrán señala que es término muy usado en los siglos XVI y XVII en ambientes del hampa. Tiene su origen en el gótico brĭkan ‘golpear’, ‘luchar’ y habría llegado al castellano a través del catalán bregant ‘hombre que trabajaba en una brigada’.

La cita de hoy

“Todas la lenguas están muertas”

Vicente Huidobro

 

El  reto de la semana

¿Qué palabra, proveniente del celta, nos podría llevar a pasear tanto por las proximidades de Lima como por el centro de Madrid?