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chiripa, Félix de Azúa, frac, pícaro, RAE, senescal, serventesio
Tuvo el paseante recientemente ocasión de visitar por vez primer la sede de la Real Academia Española, con motivo de la recepción pública del escritor Félix de Azúa, que ocupa ya la silla H. Silla, por cierto, protagonista de una curiosa anécdota: elegido en 1848 para ocuparla el poeta y dramaturgo José Zorrilla, no tomó posesión y su plaza se declaró vacante. Curiosamente, fue recuperado años después en la nómina de académicos y designado en 1885 para ocupar la silla L.
Quiso una de esas conexiones que aparecen de vez en cuando y que el común prefiere denominar azar, que la intervención del nuevo académico versara en su primera parte sobre uno de nuestros vocablos favoritos, serendipia, de reciente incorporación al DRAE y sobre el que ya tuvimos ocasión de pasear por aquí. Por ello, en justa correspondencia, emprendemos nuestro paseo de esta semana en honor del recién llegado a la ‘casa de las palabras’, como él mismo llamó a la institución.
Paseamos hoy por cinco términos escuchados en el discurso de este catedrático de Estética, novelista, poeta, ensayista, traductor y colaborador periodístico y en el de la contestación, que corrió a cargo de su amigo Mario Vargas Llosa. Disertaciones, por cierto, durante las cuales el paseante sonrió varias veces al reconocer, precisamente en esa sede, palabras como asbergo o lacanismo que no están recogidas en el DRAE, mostrando ambos autores cómo nuestra lengua florece viva más allá de este jardín nuestro de palabras que es el diccionario.
senescal.- Voz con doble acepción para comenzar. Por una parte, es la denominación que recibe en algunos países quien ejerce la función de mayordomo mayor de la casa real; por otra, se llamaba así al jefe de la nobleza, a la que gobernaba, especialmente con ocasión de la guerra, ejerciendo funciones militares, financieras y judiciales. Deriva del occitano senescal y este del franco ⃰siniskalka ‘servidor de más edad’, de ⃰sinis ‘anciano’ y ⃰skalk ‘servidor’, influido por el latín siniscalcus. El antecesor de De Azúa en la silla académica, Martín de Riquer, llegó a mencionar hasta en cinco ocasiones este vocablo en su discurso de recepción, leído en 1965.
frac.- Prenda de vestir masculina, usada en vez de chaqueta en ciertas solemnidades, como la recepción de un miembro de la RAE. Por delante llega solo hasta la cintura y, por detrás, lleva dos colas o faldones separados entre sí y que llegan a la altura de las corvas. Se viste en actos académicos, recepciones, cenas, etc. de gran gala. Del francés frac, probablemente tomado prestado del inglés frock, nombre de una especie de capa de hombre de faldones largos y, desde el siglo XIV, del hábito de los monjes y de diversos tipos de vestiduras. Al inglés habría llegado a su vez desde el francés froc, la parte del hábito que cubre la cabeza y los hombros y, por extensión, vestimenta monástica que cuenta con capuchón y que cubre de la cabeza a los pies. El DRAE incluye también la forma fraque.
chiripa.- Casualidad favorable, carambola, o suerte favorable que en el billar se gana por casualidad. En las primeras ediciones del DRAE en las que aparecía –fue incorporada en 1832-,0 la primera acepción era la relativa al juego y, metafóricamente, se extendió a la casualidad. Voz de origen incierto, una teoría apunta a que podría derivar del quechua, emparentándola con chiripá –que a su vez procedería del quichua chiripac, compuesta de chiri ‘frío y pac ‘para’-, prenda de vestir que usaron los gauchos en América del Sur. Por su parte, Corominas señala que si el sentido primitivo es el de ‘casualidad en el juego’, no sería aventurado pensar como étimo la voz dialectal francesa charippe, término de la jerga de los jugadores extendido a España desde el área francoprovenzal.
pícaro.- Uno de esos adjetivos cuya intensidad de significado puede variar mucho dependiendo del tono y el contexto en que se emplee. El DRAE recoge acepciones como listo; espabilado; tramposo y desvergonzado; que implica cierta intención picante; malicioso o dañoso en su comportamiento. Es también el protagonista de un género literario español cultivado en los siglos XVI y XVII, un tipo de persona, no exenta de cierta simpatía, que vive irregularmente, astuto e ingenioso, que vive vagabundeando, engañando o robando. Su etimología es discutida –se le ha atribuido origen francés; italiano; latino; árabe…-, autores como Corominas, Moliner o el mismo Menéndez Pidal se inclinan por derivarlo del verbo picar, al ser propios de gentes sin oficio menesteres consistentes en picar, como el picador de toros o el pinche de cocina, al que ya en el siglo XVI se llamaba pícaro de cocina.
serventesio.- Terminamos el paseo como lo comenzamos: con una palabra con doble acepción en el DRAE y una referencia a un discurso académico. En métrica, es un cuarteto –cuatro versos endecasílabos- en el que riman el primero con el tercero y el segundo con el cuarto. Es también un poema de carácter satírico, político o moral que cantaban en Provenza los trovadores de los siglos XII y XIII. Del occitano sirventes, derivado de sirven(t) ‘servidor’ y este del latín serviens, el nombre haría alusión no a que estuviera compuesto por un servidor en honor y provecho de su señor sino, más bien, al lugar jerárquico que mantendría respecto a la canso, género superior dentro de la jerarquía de la poesía provenzal de los trovadores. Díaz-Plaja incluyó uno de Machado en su discurso de recepción leído en 1967, siendo respondido –una conexión más- por Martín de Riquer.
La cita de hoy
“Las palabras son una materia vital, pero también simpática”
Félix de Azúa.
El reto de la semana
Por aproximación, olvidándonos de las tildes, ¿con qué bebida podríamos haber brindado hoy a la salud del nuevo académico?
(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)