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antimacasar, chantillón, conacaste, escantillón, juanacastle, macasar, meitnerio, ranquel
Asegura el dicho que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Y en verdad pocas frases bienintencionadas pueden resultar más contraproducentes que decirle a alguien sumido en la visible oscuridad –ese concepto que Styron tomó prestado a Milton-: ‘Tienes que animarte y salir por ahí. Ya verás cómo se te pasa’.
Hay otras ocasiones en cambio, en que no se llega a esos extremos y es la coincidencia temporal de un cúmulo de circunstancias –compromisos que afrontar; decisiones a tomar; plazos con que cumplir… uno de esos momentos en los que hay que elegir entre hacer lo que es fácil y lo que es correcto, como diría Albus Dumbledore- la que amenaza con desbordarnos, con bloquearnos tirando de angustia, tristeza o ansiedad. Y, a contrario sensu, en estos casos resulta más que bienvenida una sugerencia como ‘tal vez si das un paseo, te despejas y aclaras ideas’. En uno de esos nubarrones que auguran tormenta de las fuertes se encontraba el paseante esta semana, por lo que decidió hacer caso a la recomendación de su querida Mimo. No de modo literal, eso es cierto, sino en aquel en que sabía que más sosiego y serenidad puede encontrar, emprendiendo uno por el diccionario, deambulando por él al azar: avanzando, retrocediendo, volviendo sobre sus pasos, hora tras hora… hasta que fue notando cómo la luz volvía a reflejarse mientras escampaba la lluvia de tristeza.
Pasearemos hoy por cinco palabras encontradas aleatoriamente –debiendo cumplir únicamente la condición de resultar desconocidas para el paseante hasta ese momento- encontradas gracias a la indicación de esta buena amiga. Y es que, aunque hay parte de verdad en que hay cosas que uno debe afrontar solo, no es menos cierto que, como dice Ángel Gabilondo: “Lo que merece la pena es luchar con alguien por algo. Es mejor perder con otros que ganar solo”.
juanacastle.- Derivado del náhuatl cuauhnacaztli, el DRAE recoge que es otra forma de denominar en México al conacaste, que es como llaman en El Salvador a un árbol tropical de las mimosáceas cuya madera se utiliza para la construcción y en ebanistería. Su fruto, no comestible, tiene forma de oreja, lo que originó su nombre, pues encuentra su origen también en el náhuatl: cuahuitl ‘árbol’ y nacasti ‘oreja’. El Diccionario académico incluye también la forma guanacuaste, localizando su uso en Nicaragua, Costa Rica –donde existe una provincia con ese nombre-, Honduras y la propia república salvadoreña. A su vez, el Diccionario de americanismos recoge también las formas guanacaste, huanacaste, huanacastle, nacaste, nacaxtle y nacaxtle, así como la locución parecer loras en guanacuaste, con el sentido de hablar mucho y fuerte, hacer escándalo.
meitnerio.- Uno de esos raros ejemplos de nombres eponímicos derivados de una mujer científica. Elemento químico de símbolo Mt y número atómico 109, obtenido de manera artificial mediante el bombardeo de bismuto con iones de hierro, y cuya vida media es tan corta que se mide en milisegundos. Su isótopo más estable es el Mt-250, cuya vida media alcanza los diez años. Descubierto por accidente en 1982 en el Instituto de Investigación de Iones Pesados en Darmstadt, el nombre –que no fue definitivo hasta 1997- fue sugerido en honor de la física austriaca Lise Meitner (1878-1968). Investigadora de la radioactividad y la física nuclear, fue pieza fundamental del equipo que descubrió la fisión nuclear, por lo que su colega Otto Hahn fue galardonado con el Premio Nobel. Ha sido con frecuencia considerado uno de los más claros ejemplos de descubrimientos científicos realizados por mujeres y obviados por el Comité.
chantillón.- Voz que procedente del francés échantillon ‘patrón de medidas’ nos remite al término escantillón, procedente este del francés antiguo escantillon, con el mismo significado. Se trata de una regla, plantilla o guía para marcar las líneas y fijar las dimensiones según las cuales se han de labrar las piezas en diversos artes y oficios mecánicos. Una de sus funciones es que dos o más productos similares tengan, efectivamente, las mismas medidas. Asimismo, al constituirse en patrón a seguir, evita que deba repetirse todo el proceso ex novo cuando se quiera más de un producto de la misma clase que otro. La primera forma aparece ya en el Diccionario de autoridades -1729-, donde se indica que entonces era ya más frecuente el uso de escantillón, forma que tendrá que esperar hasta la edición de 1803 para incorporarse al DRAE, mientras que descantillón lo había hecho ya en 1791.
antimacasar.- Tapete o lienzo que se colocaba en el respaldo de butacas u otros asientos –como sofás- para evitar que se ensuciaran con las pomadas del cabello. A su vez, el DRAE define macasar como ‘cierto aceite que se usaba para el cabello. Ambas palabras tienen su origen en el Reino Unido, donde el aceite de Macasar fue profusamente empleado en las épocas victoriana y eduardiana como acondicionador del cabello de los hombres. La facilidad con que se transfería del pelo al respaldo del asiento motivó la aparición del antimacasar. El nombre provenía de la ciudad del mismo nombre en Célebes Meridional, en Indonesia, de cuyo puerto partirían los ingredientes con los que se elaboraba. Volviendo a nuestra palabra, en la literatura española podemos encontrar antimacasares en Ángel Guerra de Pérez Galdós, en la novela corta Belcebú de Pardo Bazán o en La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza.
ranquel.- Terminamos este paseo confortador de nuevo en América. Del mapuche ranquelche ‘gente del cañaveral’, formado con ranquel ‘carrizo de las pampas’ y che ‘gente’, se dice del miembro de un pueblo amerindio del grupo tehuelche fusionado con los araucanos, que habitó las llanuras del noroeste de La Pampa, el sudeste de San Luis y el sur de Córdoba, en la Argentina, entre los siglos XVIII y XIX. También se denomina así a la lengua araucana utilizada por los ranqueles. En 2009 se celebró un parlamento ranquel en Mar del Planta, dándose noticia de la existencia de 24 comunidades en el país. Anteriormente, en agosto de 2007 el Gobierno de la provincia de San Luis había restituido al pueblo ranquel 2500 hectáreas, que incluían dos lagunas. Finalmente, el censo nacional de población en la Argentina registró la existencia de 14 860 que se definieron como ranqueles en todo el país.
La cita de hoy
“Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos” El principito
Antoine de Saint-Exupéry
El reto de la semana
Esta semana, al estilo de como ya ocurriera en Paseando por puro gusto, el paseante quiere invitar a quienes con él comparten estos paseos que se den uno, que les sirva para relajarse y sosegarse, sin rumbo fijo, por el jardín de nuestro diccionario y que se fijen en alguna palabra que no conocieran hasta ahora y que les llame la atención. Si además quieren compartirla a través de los comentarios, pues… miel sobre hojuelas.