Etiquetas

, , , , ,

dharmachakra

Anda estos días el paseante enfrascado en el Cha no yu o chado, el ceremonial ritual japonés para preparar esta bebida y uno de los ‘caminos’ o ‘vías’ -como el shodo ‘camino de la caligrafía’; el kado ‘camino del arreglo floral’ o el kho-do ‘camino del incienso’- que permiten a los seguidores del zen acercarse aproximarse al sentido de la vida a través de cada acción, por pequeña que esta sea.

El zen es una forma japonesa del budismo, lo que llevó al paseante a rememorar la experiencia vivida en el monasterio de Dag Shang Kagyu, perteneciente a la rama del budismo tibetano, y a recordar algunos de los conceptos apre(he)ndidos de esta doctrina -¿filosofía?; ¿religión?; ¿filosofía y religión?- cuyo objetivo consiste en alcanzar la serenidad, ese estado del que se ausentan el temor y la ansiedad.

Y como una cosa lleva a otra y en estos paseos nos dedicamos a darle vueltas al diccionario, pasearemos hoy por cinco palabras que aparecen en él relacionadas de un modo u otro con el budismo y que además, en una de esas vueltas de tuerca a las que tan aficionados somos desde aquí, son todas monovocálicas en a, característica que, por cierto, comparten numerosos términos empleados en esta doctrina, como kadampa, nombre de una de las primeras escuelas budistas tibetanas-; prajñā o conocimiento superior; kāya o manifestación de un ser despierto, un buda; samaya o promesa solemne, o el propio dharma, la enseñanza del Buda y la vía para alcanzar el Despertar, por citar tan solo otras cinco.

lama.- Una de las tres palabras homógrafas que encontramos en nuestro idioma, que hasta la edición de 1884 compartían entrada en el DLE, como si se trataran de una sola. El Diccionario académico lo define como un maestro de la doctrina budista tibetana, aunque no siempre ha sido así: entre 1817 y 1837 se refería a él como ‘el sacerdote de los tártaros’; a partir de la edición de este año especifica que son los ‘tártaros occidentales, cercanos a la China’; en 1992 ambas acepciones coexisten, mientras que desde 2001 aparece ya la actual definición en solitario. Etimológicamente procede del tibetano blama, compuesto de bla ‘el superior’ y ma ‘hombre’. Representante vivo de la enseñanza del Buda, es el que guía al discípulo y le transmite las enseñanzas del linaje espiritual del que es heredero. El DLE recoge también dalái lama -del mongol dalai ‘océano’ y el tibetano blama-, con el significado de supremo dirigente político y espiritual del Tíbet.

tantra.- Del sánscrito tantra ‘telar’, ‘urdimbre’, según lo define el DLE es un conjunto de textos sagrados que recogen doctrinas, prácticas y ritos esotéricos, tanto en el hinduismo como en el budismo. En la práctica, en este último el término designa dos cosas: por una parte, un tipo particular de textos de enseñanza de vocación práctica, revelados directamente por el Buda; por otra, el contenido mismo de estos textos, las diferentes clases de enseñanza, denominadas tantra. Los textos calificados de tantra deben exponer los ‘diez principios’ -según la tradición de los tantra antiguos-: la visión; la meditación o samādhi; la acción o la conducta; el mandala, aquí con el significado de centro, quintaesencia; la transmisión de poder o iniciación; el lazo sagrado o samaya; el sādhana o ‘medio de consumación’; las ofrendas; las actividades despiertas; los mantra y las mudrā -gestos simbólicos-.

karma.- Voz que encuentra su origen en el sánscrito karma ‘hecho, acción’, en última instancia de la raíz indoeuropea kʷer- ‘obrar, hacer’, que se encuentra también en el origen de palabras como el latino creare, el español crear o el francés créer. Puede definirse como una energía, una fuerza espiritual derivada de cada acto cuya función consiste  en permitir al espíritu dirigirse hacia su objeto. Este movimiento intencional de la conciencia afecta, tanto a otros seres dotados de espíritu, creando interacciones en virtud de la interdependencia, como al propio autor, pues por el remanente que deja en su conciencia, más pronto o más tarde producirá un fruto de naturaleza similar. A pesar de su tardía incorporación al acervo “oficial” de nuestra lengua, pues aparece por vez primera en la edición del DLE de 2001, podemos rastrear ya esta palabra en obras de Rubén Darío, Valle-Inclán o Juan Antonio de Zunzunegui.

mantra.- Del sánscrito mantra ‘pensamiento’, compuesto, según la etimología tradicional, de man ‘espíritu’ y tra derivado de la raíz indoeuropea men- ‘pensar’. En el budismo -pero también en el hinduismo- hace referencia a sonidos, frases, palabras o sílabas, generalmente en sánscrito, lengua que los textos califican de perfecta, aunque existen otros muchos en lenguas desconocidas, que se recitan una y otra vez para invocar a una deidad o como apoyo de la meditación. Según los antiguos tantra en origen consisten en el sonido puro de la dharmatā ‘la realidad absoluta’, vibración primordial que da nacimiento a la luz. Ese carácter reiterativo hace que, aunque no aparezca recogido en el DLE, también se denomine así coloquialmente a una idea, palabra o frase repetida frecuentemente y que expresa una creencia profunda referida a algo o alguien, como pueden ser lo eslóganes o las consignas.

mandala o mándala.- Deriva del sánscrito máṇḍala ‘círculo’, ‘disco’. En el sentido que recoge el DLE es un dibujo de cierta complejidad, generalmente en forma circular, que es una representación del universo externo tal y como es percibido por el individuo y que sirve como apoyo de la meditación. Las primeras representaciones pictóricas conocidas de un mandala se remontan al siglo VIII y están en la ciudad china de Dunhuang, donde se encuentran las cuevas de Mogao o de los mil Budas, conjunto de más de cuatrocientos templos decorados con pinturas murales. Representado originalmente como un cuadrado inscrito en un círculo, el mandala debe ser comprendido y vivido por dentro, interiorizado por el meditador, que se visualiza bajo la forma de la deidad, con el objeto de purificar sus percepciones del mundo. Es, pues, un soporte simbólico que permite al practicante acceder a la quintaesencia de las percepciones fenoménicas.

 La cita de hoy

“El dolor es inevitable; el sufrimiento, opcional”

Sakiamuni

 

El reto de la semana

Para no abandonar nuestro monovocalismo y sin salirnos del DLE, ¿qué sería de lo más lógico que nos dispusiéramos a pintar tras nuestro paseo de hoy?

(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)