Etiquetas
Recordaba el paseante estos días aquel acertijo infantil: Si algunos meses tienen 30 días y otros, 31, ¿cuántos tienen 28 días? Al margen de que la solución correcta fuera que todos los meses tienen al menos 28 días, lo cierto es que la primera respuesta que solía darse era: ‘Uno: febrero’.
Sí, el mes más corto–ligeramente alargado cada cuatro años- y segundo del calendario gregoriano, que fuera incorporado ya al romano por el legendario rey Numa Pompilio. Derivado del latín vulgar febrarius, y este del latín culto februarius, habría tomado su nombre de la Februa, un ritual de purificación que se celebraba en la luna llena de este mes y que tomaba su nombre de februare ‘purificar’.
Pasearemos hoy por cinco vocablos relacionados, como es nuestra costumbre, de maneras diversas con este mes del que uno de los numerosos refranes a él referidos asevera que febrerillo el loco, con sus días 28, sacó a su padre al sol y después lo apedreó, ilustrando así su inestabilidad atmosférica, sujeta a cambios bruscos y continuos.
caristias.- En la antigua Roma era una fiesta oficial, si bien celebrada privadamente, en la que las familias se reunían en un banquete para honrar a sus lares –dioses caseros- y repartir presentes. Era un día de reconciliación, en el que las diferencias entre parientes debían quedar solventadas o aparcadas –aunque el poeta Ovidio señala sarcásticamente que esto podía conseguirse simplemente con no invitar a los miembros de la familia causantes de problemas-. Tenía lugar el 22 de febrero. El nombre encuentra su origen en el plural neutro latino caristĭa, y este en el plural neutro griego caristeía. En la última edición del DRAE ha desaparecido la marca Mitología que acompañaba a esta voz desde su incorporación al mismo en 1925.
ducado.- Aquí con la acepción de la moneda –ducatus argenteus en latín- equivalente a once reales de vellón, cuyo valor aumentó en una mitad más por la pragmática de 10 de febrero de 1680, si bien después retornó a su valor original. No se acuñó: era lo que se denominaba moneda imaginaria, es decir, la que no existe –o no existe ya- pero se usa como unidad de cuenta en contratos, cambios y comercio, satisfaciéndose en otras especies su valor. Un equivalente moderno podría ser el ecu, unidad monetaria de cuenta de la Unión Europea, antecesora del euro que, por cierto, mantiene su entrada en el DRAE.
intercalar.- Adjetivo que se aplica a lo interpuesto, lo injerido, lo metido en otra cosa. El DRAE habla en concreto del día intercalar, el que se añade a febrero en cada año bisiesto y del año intercalar, como sinónimo de este. El Diccionario de autoridades ya señalaba que era para referirse a ese día para lo que se empleaba el verbo intercalar, si bien luego se generalizó su uso. Procedente del latín intercalāris, encuentra su origen en el calendario juliano –instituido por Julio César en el año 46 a. C.- que colocaba ese día extra entre el 23 y el 24 de febrero. El calendario establecido por Gregorio XIII en 1582 para sustituirlo – el calendario gregoriano que se sigue hoy usando de manera oficial- lo puso al final del mes.
alerce.- Derivada del árabe andalusí alárz[a], y este del árabe clásico arz[ah] ‘cedro[s]’, es voz documentada por vez primera en castellano en 1475, si bien en la forma alerze, en el diccionario de rimas La Gaya de Segovia o Silva copiosísima de consonantes para alivio de trovadores, compuesto por Pero Guillén de Segovia. Da nombre a un árbol de la familia de las abietáceas, que alcanza una altura considerable y cuya madera es muy aromática. La variedad alerce africano florece en febrero y de él se extrae una grasilla que se aplica al papel de escribir. Su madera es reputada por incorruptible.
lupercales.- Cerramos el paseo con otra celebración romana en un mes pródigo en ellas. Del latín Lupercalĭa, de Lupercus -sobrenombre del dios Pan, protector de los pastores y sus rebaños-, eran las fiestas que se celebraban en honor a esta deidad y cuya celebración coincidía con el actual 15 de febrero. En el año 494, el papa Gelasio I, siguiendo con el empeño de eliminar las celebraciones paganas, sustituyéndolas o reconvirtiéndolas en cristianas, eligió el santo del día anterior e instauró el 14 la festividad de san Valentín –al que las leyendas, casi todas desmentidas con posterioridad, convirtieron en protector de los enamorados-, que se mantuvo en el calendario religioso hasta el Concilio Vaticano II, pasando en 1969 a ser una fecha dedicada al santo pero sin celebración.
El refrán de hoy
“Día de san Ciruelo, treinta de febrero”
Se emplea, en sentido festivo, como figuración de la tardanza, como el día supuesto para la satisfacción de una obligación que en realidad no se tiene intención de cumplir. Como dice Correas en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales -1627- “…y así diciendo para tal día, es para nunca jamás”. Otro refrán, “el día de san Ciruelo te pagaré lo que te debo” abunda en este sentido.
El reto de la semana
¿Por qué no habría resultado raro que este paseo hubiera estado mojado por la lluvia –especialmente si lo hubiéramos dado por Francia-?
(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)