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¿Cuál es el elemento básico que conforma la identidad de una nación y la define diferenciándola de otras, el que, en definitiva, explica su existencia? ¿Hablar, y escribir, una lengua común? ¿Profesar una misma religión? ¿Compartir la misma cultura histórica?…
Ninguna de estas premisas justificaría por sí misma el nacimiento de Suiza, república parlamentaria en la que conviven desde sus mismos inicios unos cuantos idiomas —alemán, francés, italiano, romanche y dialectos varios—, se adora a Dios desde teologías muy diferentes —catolicismo, protestantes seguidores de Calvino, de Zuinglio…— y conviven aún hoy múltiples formas de entender y organizar la vida en un Estado moderno que, tal vez por esa misma diversidad de origen, resulta en muchos aspectos único también en el concierto de las naciones.
En un reciente viaje a este país tan singular se le ocurrió al paseante que, a pesar de no existir un idioma suizo, podía intentar rastrear las huellas que esta confederación, pues así se define en su propio nombre oficial: Confederación Helvética, hubiera podido dejar en el nuestro; constatar la presencia en el diccionario, que, en definitiva, es el objeto de nuestros paseos, de palabras procedentes de allí o que el propio lexicón académico considera de manera expresa que están relacionadas con el país alpino.
Lo que encontró será el objeto de nuestros tres próximos paseos, el primero de los cuales emprendemos ya echando un vistazo a la historia.
helvético.- También en la forma helvecio, es el natural de la antigua Helvecia, país de la antigüedad que hoy se corresponde con Suiza, por lo que es igualmente sinónimo de suizo. Del latín Helvetius, y este de Helvetii, nombre que se dio a los pobladores de las regiones alpinas. En el norte de Argentina se emplea también helvético para designar a un tipo de carreta para transportar la caña de azúcar.
celta.- Perteneciente a un grupo de pueblos indoeuropeos establecidos en numerosos lugares del continente, entre ellos parte de la actual Suiza. Es asimismo un grupo de lenguas, derivadas de dialectos protoindoeuropeos, en las que está el origen de algunas voces de este paseo. Procede del latín Celta, y este del griego Keltós o Kéltēs, voz a su vez de origen propiamente céltico.
recio o rético.- Ambos términos sirven para designar al natural de la Recia o Retia, antiguo país europeo que comprendía los territorios hoy de Tirol, el cantón de los Grisones y el norte de Lombardía. Del latín Raetius y Rhaetĭcus respectivamente. El segundo es además el nombre de una lengua prerromana, quizá emparentada con el etrusco, que se habló en la antigua Retia hasta el siglo I d. C.
Sigamos con algunos gentilicios locales. El del propio país, que con su polisemia y sus derivados nos va a dar mucho juego, será el broche final de estos paseos suizos.
bernés.- Natural de Berna, tanto capital como cantón. Según una leyenda local, basada en la etimología popular, el duque Bertoldo v de Zähringen, fundador de la ciudad, prometió que le pondría el nombre del primer animal que encontrara en la cacería en la que iba a participar, que resultó ser un oso (Bär en alemán). Otros, más racionalistas, se inclinan por un topónimo preexistente de origen celta.
grisón.- Da nombre tanto al nacido en el cantón de los Grisones, el más grande y el único trilingüe, como a la lengua retorrománica occidental hablada allí. Deriva del romanche Grischun, variante dialectal de grison* ‘gris’, denominación debida al antiguo nombre latino de los habitantes autóctonos del cantón, Cani ‘los de cabellos canos, ancianos’, por oposición a quienes llegaron posteriormente.
ginebrino.- Natural de Ginebra, la ciudad del lago Lemán. Existen dos teorías sobre la procedencia de su nombre, relacionadas ambas con el agua. Una apuesta por el céltico genu ‘boca’, con el sentido figurado de desembocadura; la segunda defiende un origen común, ligur o ilirio, con el de Génova, desde el vocablo genusus ‘río’. En el diccionario académico encontramos además la variante ginebrés.
basiliense o basilense.- Nacido en Basilea. De etimología incierta, la primera mención, con la forma Basilia, se documenta en el año 374, en relación con una visita del emperador romano Valentiniano I. De ahí que se haya aventurado que recibió su nombre en homenaje a él, a partir del griego basileios ‘rey’. El DLE recogía también otrora la forma basileense y basilea como voz de germanía para la horca.
Cuatro son las lenguas que tienen reconocida su oficialidad en Suiza y así lo refleja nuestro diccionario:
alemán.- Idioma germánico —en realidad, una mezcla de dialectos que se subsumen bajo el término general de «suizo-alemán»— que se habla en zonas de Suiza. El DLE concreta que la variedad oficial aquí es el alto alemán, englobado en el conjunto de ellas denominado alemánico. Al castellano llegó desde el francés allemand, tomado del bajo latín alamannus, alemannus ‘de los alamanes’.
francés.- Lengua romance, originada en la región de París, que se habla en Francia, en algunos países de su entorno y también en antiguos dominios franceses de América, África y Oceanía. Es el idioma principal de la Romandía, la Suiza francófona. Es vocablo derivado del occitano fransés, y en última instancia del bajo latín Francia ‘país habitado por los francos’.
italiano.- Lengua también romance que se habla en Italia y oficial también en lugares como San Marino, Ciudad del Vaticano y zonas de Croacia, de Eslovenia y de Suiza, donde es el idioma principal en el cantón de Tesino y en los valles meridionales del cantón de los Grisones. Del nombre de Italia, término que se adoptó como comprensivo de los distintos pueblos de la península.
romanche.- Idioma encuadrado en el grupo de lenguas romances de la región alpina oriental, central y occidental denominado retorrománico. Es propio del cantón de los Grisones ―como vemos, la zona suiza más interesante lingüísticamente hablando―. Aunque el Rumantsch se estandarizó en 1982, su uso está en retroceso: hoy es el idioma principal de apenas el 0,5 % de la población del país.
Y cerramos este primer paseo helvético con tres palabras referidas al campo de la organización política y social:
cantón.- Aquí en su tercera acepción, la de denominación que recibe en la Confederación Helvética cada uno de sus Estados miembros. La palabra procede del norte de Italia, donde cantone ‘esquina’ adquirió también el significado de porción de territorio. Fueron los embajadores y mercaderes italianos quienes comenzaron a llamar cantón a los Estados de la antigua Confederación suiza.
burgomaestre.- Primer magistrado municipal de algunas ciudades de Alemania, los Países Bajos, Suiza, etc. Según el Diccionario de americanismos también se emplea en Bolivia como sinónimo de alcalde, de presidente de un municipio. Del alemán Bürgermeister ‘alcalde’, de Bürger ‘ciudadano’ y Meister ‘magistrado’. Existe la forma burgomaestra, pero se utiliza más la primera referido a mujer.
iniciativa.- Procedimiento mediante el cual el pueblo interviene directamente en la propuesta y adopción de medidas legislativas; como sucede en Suiza y en algunos Estados de Norteamérica, según el DLE. Procede del latín initiātus, participio pasivo de initiāre ‘iniciar’. No es una alternativa a la democracia representativa, sino un instrumento que la complementa.
La cita de hoy
«Suiza es un país donde muy pocas cosas comienzan, pero muchas terminan».
F. Scott Fitzgerald
El reto de la semana
¿Con qué escritor en lengua española podríamos habernos encontrado en nuestro paseo de hoy, ya que está presente en el diccionario y guarda relación, incluso fallecido, con Suiza?
(La respuesta, como siempre, en la página ‘Los retos’)
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