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casamata, Castillo de san Felipe, Ferrol, garita, gárgola, hornabeque, revellín
Se desplazó el paseante esta semana hasta tierras galaicas, disfrutando una vez más de paisaje, gastronomía y gentes. Y, por supuesto, de la oportunidad de revivir experiencias y de gozar de otras nuevas en un rincón de España que es imposible abarcar por completo por más veces que se visite.
Entre los descubrimientos de esta ocasión se encuentra Ferrol, cuna del ‘apóstol’ Pablo Iglesias, como denominó el filósofo Ortega y Gasset al fundador del PSOE, y también de Arturo Gómez Quijano, maestro del que el paseante se siente aún hoy orgulloso alumno. Y entre las recomendaciones que este le hizo para que disfrutara de su estancia, la del castillo de san Felipe ha ocupado un lugar destacado.
La visita a este jirón de nuestra historia militar nos ha proporcionado –no podía ser de otra manera por estos andurriales- una buena porción de vocablos de los que hemos escogido cinco para recrearnos hoy paseando por ellos mientras hacemos votos para poder regresar pronto y seguir descubriendo nuevos rincones de este universo mágico que es Galicia.
hornabeque.- Obra de fortificación exterior compuesta por dos medios baluartes unidos por una cortina –porción o lienzo de muralla que va en línea recta de baluarte a baluarte o de cubo a cubo- y cerrados por dos alas paralelas entre sí que terminan en el foso de la plaza o a la entrada de la misma obra. Su principal función era obligar a la artillería enemiga a situarse lejos de la fortificación principal para que no llegaran a dañarla. El DRAE, con lo que coincide Corominas, indica que proviene del alemán Hornwerk, de Horn ‘cuerno’ –las dos alas referidas serían esos ‘cuernos’- y de Werk ‘obra’. Sin embargo, R. A Verdonk, en su muy documentado libro La lengua española en Flandes en el siglo XVII mantiene que su origen está en el neerlandés.
gárgola.- La parte final del caño, que sobresale del muro y vierte al exterior el agua de terrazas y tejados, a una cierta distancia de los mismos. Generalmente está adornada con figuras, las más de las veces fantásticas –las del castillo de san Felipe tienen forma de cañón-. Procede del francés antiguo gargoule, documentada ya en 1294- , derivada de gargouiller, ambas compuestas con la raíz onomatopéyica garg-, que encontramos en distintos idiomas: griego; bajo latín; lenguas romances y germánicas… y que evoca el ruido de un líquido burbujeante, hirviente o que pasa por la garganta de alguien que lo ingiere glotonamente, de donde la referencia a la garganta en sí misma en el origen de esta voz.
casamata.- Se trata de una bóveda muy resistente, en ocasiones incluso blindada, para instalar una o más piezas de artillería. Del italiano casamatta -que también dio lugar al francés casemate-, su etimología es todavía discutida. Corominas defiende que podría tratarse de casa matta, propiamente ‘loca’, con el valor de ‘falsa, impropia’, lo que vendría a ser un edificio que tiene apariencia de casa pero que es otra cosa. Otra teoría la hace derivar del mundo de la pesca, de ca matta, que se define como una pequeña cabaña, sin ventanas, cubierta de juncos’, empleada en algunos lugares, por ejemplo, en la pesca de la anguila. En latín clásico matta significa, precisamente, ‘estera de juncos’.
garita.- Aquí en su acepción de pequeña torre de obra o de madera que se coloca en los puntos salientes de las fortificaciones –por lo general, en el ángulo de un baluarte- para abrigo y defensa de los centinelas. Más alta que ancha, tiene capacidad para un soldado y dispone de ventanillas largas y angostas a los lados para poder cumplir con la función de vigilancia. Del francés antiguo garitte, hoy guérite, probablemente derivada de garrette, con el mismo significado, procedente a su vez del verbo, también del francés antiguo guarir/garir ‘proteger’. En fecha tan temprana como el siglo XIII encontramos documentada en el país vecino la locución a la garite! ‘¡Sálvese quien pueda!’
revellín.- Fortificación exterior, situada frente al cuerpo de la principal, de forma triangular, cuyo objetivo consiste en dividir la fuerza atacante y defender los muros de cortina mediante fuego cruzado. Del italiano rivellino, procedente por analogía de riva ‘orilla, ribera’, al tratarse normalmente de construcciones de reducidas dimensiones, se generalizó el uso del diminutivo. En castellano se utilizó la forma rebelín –que podemos encontrar en diccionarios de los siglos XVII y XVIII- y también rebellín –como podemos leer en el Quijote y en el Diccionario académico, desde Autoridades hasta 1869, cuando adoptó ya la grafía actual. Curiosamente, siendo el origen de esta voz un diminutivo en su lengua original, generó a su vez otro en la nuestra: revellinejo, presente en el DRAE hasta 1984.
La copla de hoy
“Pasei o mar de Ferrol, ferrolana por te vere; pasei o mar de Ferrol, a pique de me perdere”
El reto de la semana
Hablando de Ferrol, ¿qué palabra encontramos en el diccionario que nos evoca a la vez esta histórica ciudad y el fútbol?
(La respuesta, como siempre, en la página de ‘Los retos’)
Foto: http://gl.wikipedia.org/wiki/Image:1557-San_Felipe.JPG